Los muchachos disfrutaron de la fiesta. Fotos: IRENE G. RUIZ

Cuando el calor aprieta lo mejor es intentar refrescarse de cualquier manera. En este sentido, niños y adultos de diferentes lugares de la isla se dieron cita en el pueblo de Sant Agustí para mojarse los unos a los otros. Cerca del mediodía de ayer 44 monitores,cada uno de los cuales llenó unos 200 globos el día antes de la fiesta, colocaban pacientemente los más de 6.000 globos preparados para que nadie pasara calor. Niños y adultos de la localidad y de otros lugares de la isla acudieron a la cita ataviados con ropa ligera, como la parte de arriba del bikini y faldas, en el caso de las chicas, y bañadores en el caso de los muchachos. «Hacer un círculo muy grande y ordenado. Cuando suene el silbato hay que ir al centro y coger dos globos pero no tenéis que tirarlos», indicaba con un micrófono Dani Tur, director de la escuela de verano es Vedrà. Al segundo toque de silbato, los 'batallistas' podían lanzar los globos. Tras el tercer sonido del silbato los muchachos debían colocarse de nuevo en un gran círculo y repetir la dinámica del principio. No obstante, las reglas dejaron de existir y los niños cogieron cuantos más globos pudieron para lanzaros a quien se les ponía delante.

La batalla del agua fue el colofón de una mañana divertida en la que hubo un enorme juego de la oca con diferentes pruebas si se caía en según que casilla mímica, karaoke o danzas, por ejemplo). «En cierta manera representa el cierre de las escuelas de verano pero se hace básicamente para celebrar Sant Agustí», aseguró Dani Tur.

Los turistas que allí se encontraban preguntaron por curiosidad a qué se debía esa celebración y, de paso, recibieron agua de más de un globo.

Cerca de las 13 horas la batalla estaba ya acabada porque la cosecha de globos llegó a su fin y los monitores empezaron a recoger de manera paciente los restos de las pequeñas bombas de agua.

María José Real