Ha llovido mucho desde que Panko hizo sus tres largas temporadas en Eivissa como dj del bar Grial y del Kumharas. Un breve repaso: comienza con Ojos de Brujo, saca tres discos con el grupo y otros en solitario, y triunfa en toda España, Europa, Estados Unidos y parte de Sudamérica. Nada menos para Francisco Gabas Criado, conocido por su nombre artístico, Panko, que es el dj de la formación más popular y vanguardista del momento.
Este músico de Barcelona pasa unos días en la isla y aprovecha para hacer un mini tour de actuaciones con el fin de no perder el ritmo antes de continuar con la gira del tercer disco del grupo 'Techarí'. Anoche ofreció una sesión de fusiones en la fiesta Jéssica 76 del bar Grial, hoy hará lo mismo en el Kumharas pero con sonidos chill out y más tarde estará el Global Room de Privilege donde promete dar «castaña».
-¿Cuántos años lleva ya con Ojos de Brujo?
-Casi diez, desde que venía a buscarme la vida como dj, tocando el bajo y la percusión. En esa época trabajaba en el Grial y en el Kumharas, que eran los oasis en los que se podía escuchar otra música de la que se oía en todos los sitios. Fue entre 1997 y 1999, y tengo muy buenos recuerdos de esas temporadas.
-¿Cómo comenzó la andadura del grupo?
-Empezamos a reunirnos como amigos que quedábamos para contarnos las penas y tocar un rato. Y de compartir pasamos a grabar, a hacer un disco y a ver que la respuesta era brutal. Desde entonces seguimos sorprendidos y trabajando mucho. El primer disco lo grabamos con una discográfica y luego decidimos continuar nuestro propio camino y nos embarcamos en la autogestión y en nuestro sello que es Diquela Records.
-Ustedes son un montón en el grupo, ¿eso hace más fácil la autogestión?
-No creas, pon a un montón de músicos a ser empresarios y te da error en muchas cosas al principio, por la inexperiencia. Pero como cada uno de nosotros lleva un bagaje musical de colaborar en distintas formaciones, al encontrarnos con el mundo de los tiburones de managment y las discográficas le pusimos muchas ganas. Hemos tocado mucho desde entonces, por eso ahora, cuando vuelvo a la isla es como volver al punto de partida.
-Siendo músico, ¿por qué se decantó por ser dj?
-No, no me decanté . Al principio de 'Ojos' tocaba la guitarra con Ramón (Giménez). El tocaba y yo punteaba, pero como estaba empezando a hacerme un mundillo como dj y mezclando con el bajo, un día Ramón me dice, 'porqué no pruebas hacer un scratching por bulerías', y lo miré pensando, este está loco, pero bueno, fue probar y encontrar un nuevo medio de expresión, un sitio donde indagar y desarrollarme, igual que con el teclado, que le ha dado un punto curioso. Además, en directo, canto.
-¿Por qué tanta gente se identifica con el grupo?
-Creo que la gente que nos sigue o el fan que tenemos es bastante sano, por así decirlo. A mí cuando en un concierto me dicen 'mira, me pongo el cd por la mañana y me ayuda a llevar la vida', con eso ya me han pagado. La música te alimenta y te acompaña día a día, y si esa música está arraigada a una realidad social muy cercana a la gente de la calle y no a estereotipos fantasmas, pues es normal que la gente se sienta identificada.
-¿Qué música le gusta pinchar?
-Pincho de todo, tengo mi escuela funky, la música negra, pero a su vez tengo mi raíz flamenca y las ganas de investigar con la música que están mezclando en el mundo, utilizando raíces étnicas con la electrónica.
-Además de estar con el grupo ¿suele pinchar por su cuenta, como hace estos días en la isla?
-Generalmente no, pero ahora como hubo un parón de unos días, aprovecho. La verdad es que nuestra infraestructura se basa de vivir del directo, entonces tenemos que estar todos juntos y todos a piña. Estamos desde febrero tocando por España y Europa, y este parón es muy agradecido.
-Y aprovecha para venir a la isla, ¿qué es lo que más le atrae?
-Lo que siempre me ha atraído es la naturaleza, la onda de la gente, los pequeños oasis que todavía quedan, y la calma.
-Estuvo en el festival antiautopista...
-Sí, nos invitó Gerard Quintana y vinimos a apoyar la causa, porque nos parece un proyecto desequilibrado del que cada vez que tengo más información me pongo un poco más triste. Porque el progreso está bien pero cuando el progreso se convierte en destrucción hay que ir con cuidado.
Luciana Aversa
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