Las diferentes autoridades, frente al monumento a Guillem de Montgrí.

Allá por el 8 de agosto de 1235, día de Sant Ciriac, Guillem de Montgrí, al mando de las tropas catalano-aragonesas, conquistó Eivissa, isla que entregó a los cristianos rompiendo así todos sus lazos con el mundo islámico.

Ayer, 771 años después, Eivissa volvió a recordar y festejar este histórico acontecimiento, en el que se fundieron devotos y una amplia representación de autoridades políticas de la isla.

Eran las 09:30 horas cuando la banda de música Ciutat d'Eivissa y la banda de tambores y cornetas del Santo Cristo Yacente, el coro del conservatorio, las diversas collas que quisieron asistir al acto, los altos cargos allí congregados y los feligreses de diversas parroquias salieron de la Esglèsia del Convent.

Frente al monumento a Guillem de Montgrí, en la plaza de España frente al mirador contiguo al Ayuntamiento de Eivissa, se apagaron los tambores y, a al tiempo que el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, acompañado por el presidente del Consell, Pere Palau, y segundos después el alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, acompañado por el conseller balear de Energía, Industria y Comercio, José Juan Cardona, depositaban dos coronas de flores a los pies de la estatua, se tiraron 21 salvas en honor a Guillem de Montgrí y los conquistadores.

Minutos después la procesión avanzó, fundiendo el estruendo de la banda de música con el repicar de los castanyols y el suave silbar de las flautas dulces de las collas que acompañaron la comitiva. Los feligreses, soportando el calor con la ayuda de abanicos, acompañaban la subida a la catedral mientras los turistas que, curiosos y maravillados, paseaban por la zona o se asomaban por las terrazas y las ventanas al paso de la procesión recogían la escena en sus cámaras de vídeo o sus móviles.

Camino a la catedral, frente a la capilla de Sant Ciriac, momentos después de que el santo fuera sacado para seguir la procesión, tuvo lugar una pregaria y el coro del conservatorio hizo una pequeña actuación. Después, una bonita misa oficiada por el obispo con la intachable participación del coro del conservatorio, la actuación de las collas en la plaza de la catedral y un aperitivo posteriormente pusieron el broche final a este día histórico.

Inma Maldonado