MAITE ALVITE
Desde que se iniciaron las obras de desdoblamiento de la carretera de Sant Antoni, los comerciantes de Sant Rafel han notado como paralelamente descendía su clientela y bajaba la caja considerablemente. No se han resentido todos por igual pero se habla de bajadas en las ventas que rondan entre en el 10 y el 50 por ciento en los peores casos en comparación con el año pasado. Todos achacan esta situación a la obras de la autovía, que han provocado que todo el tráfico que va o viene de Sant Antoni se desvíe por el interior del pueblo provocando en las horas puntas grandes embotellamientos de tráfico. Si en principio algunos podían pensar que el hecho de que ahora Sant Rafel sea paso obligado para los vehículos que antes circulaban por la vía Eivissa-Sant Antoni podría beneficiar a los comercios de esta parroquia, finalmente ha quedado constatado para ellos que han salido perdiendo.

«La dificultad para encontrar aparcamiento hace que muchos coches pasen de largo por Sant Rafel», asegura la encargada de 'Comestibles de Sant Rafel', que reconoce que este año el negocio «está flojo» desde que se iniciaron las obras viarias, pero puntualiza que «no es algo exagerado». Aunque se ve bastante trasiego de clientes el sábado por la mañana, también la responsable de la tienda de prensa asegura que las ventas han bajado bastante. «Clientes de toda la vida no se atreven a parar en las horas puntas porque luego es muy difícil incorporarse al tráfico rodado», observa. De la misma opinión es la farmacéutica, que habla de un descenso de los ingresos en su negocio de entre un 10 y un 15 por ciento. «Si uno se para luego hay muchas dificultades para incorporarse a la vía. Han puesto una línea amarilla supuestamente para mejorar la visibilidad del paso de cebra pero es un peligro cruzar, a la gente de da miedo». Asegura que el problema se produce sobre todo en la incorporación de la carretera de Sant Agnès, donde, lamenta, «no hay ningún policía». Critica además la labor de los agentes de la Policía Local de Sant Antoni que se ubican todos los días con un vehículo justo en frente de este negocio, al lado del bar Cruce. Se queja en concreto de que «sólo regulan el tráfico en dos o tres momentos puntuales del día». También la encargada de la ferretería considera que «con la Policía, la situación incluso ha empeorado». Reconoce que ha perdido muchos clientes habituales y que los ingresos han descendido en su negocio en torno a un 50 por ciento. «La gente no se puede parar, hay tal embozamiento de coches a determinadas horas que la gente opta por vías alternativas».

La situación se repite en otros comercios de Sant Rafel. El vídeoclub 'Mira-Mira' ha notado una bajada de ingresos con respecto a 2005 y también una panadería de la zona, que constata que sobre todo se ha producido un descenso de las ventas del comercio durante los fines de semana, especialmente los domingos, que era cuando antes hacía más caja.