CONCHA ALCÀNTARA
La adaptación al envejecimiento de la población y saber manejarse en una sociedad que está en continuo movimiento son los dos grandes retos a los que se enfrentan los médicos internistas. Esta es la opinión del jefe de servicio de Medicina Interna del hospital Bellvitge de Barcelona, Ramón Pujol, actual vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, que se desplazó este fin de semana a Eivissa para asistir a la II Reunión de Internistas de Balears.

Pujol señaló ayer que «el envejecimiento es un problema grandísimo desde el punto de vista asistencial porque hoy la población vive muchos más años y eso significa que las enfermedades crónicas duran más tiempo». Eso supone un volumen cada vez mayor de pacientes «porque el precio del éxito de haber conseguido que la gente viva más, es que está más medicalizada; necesitando muchos recursos sanitarios y eso es un gran reto porque supone un coste adicional importante para el sistema sanitario y para los profesionales».

Los internistas tampoco son ajenos a al aumento de inmigración, que ha supuesto un cambio social, económico y sanitario: «Son otras culturas, otros idiomas, nueva relación con el paciente y nuevas enfermedades que hace años no veíamos o nunca habíamos visto y eso supone una adaptación importante. Eso también es un reto».

Pujol Farriol ofreció una conferencia en la que disertó sobre el futuro de los internistas: «En estos momentos de cambios sociales, demográficos y de la organización de la formación en Europa interesa saber la situación de los internistas». En su opinión, les espera un futuro optimista ya que «la Medicina Interna ha demostrado en estos últimos años tener una capacidad de adaptarse a todos los cambios en el entorno y, sobre todo, a los problemas más importantes como la emergencia de enfermedades infecciosas como el sida, el envejecimiento de la población o todo lo relacionado con la inmigración; temas que en España se está notando de una manera muy acusada».