La Asociación de Vecinos, Comerciantes y Propietarios de Dalt Vila ha aprovechado la celebración de la Feria Medieval para denunciar «el malestar existente en el barrio, que poco a poco se deshabita y se muere». Durante los tres días que ha durado la Feria, varias pancartas con los lemas «Dalt Vila R.I.P.» y «Dalt Vila se muere» han permanecido colgados de algunos balcones del barrio. La presidenta de esta asociación, Karmen Juan Torres, asegura que los vecinos de Dalt Vila se sienten «olvidados por las administraciones». «Toman las decisiones sin consultarnos, sin tener en cuenta sugerencias y opiniones, además de desatender nuestras solicitudes y quejas», denuncia la presidenta de esta asociación, que se ha creado recientemente y que es «una entidad apolítica cuyo objetivo es revitalizar el barrio histórico».

«Las actuaciones que se están realizando en el barrio», sostiene Juan, «no atienden al concepto de barrio para vivir y trabajar, sino al de barrio-museo, gestionado por un Consorcio [Patrimoni de l'Humanitat] que emplea o dilapida el dinero en proyectos más que discutibles». Según la presidenta de esta asociación vecinal, «dentro de la lista de apartados que provocan este malestar, tenemos por una parte un reglamento de circulación de Dalt Vila arbitrario y probablemente ilegal, así como una gestión del mismo restrictiva e ilógica».

«También es motivo de queja generalizada en el barrio», apunta Juan, «la duración y forma de ejecutar las obras, que durante nueve meses han dejado parte del barrio incomunicado y que han ocasionado innumerables molestias a los vecinos y daños a propiedades particulares».