Estos días los alumnos del instituto de Sant Llorenç están mucho más pendientes del jardín de lo habitual. Y no es para menos. El centro les ha encargado una importante tarea: plantar y cuidar los exteriores del instituto. «La idea era hacer algún tipo de reforestación y plantación para concienciar a los alumnos de la necesidad de cuidar el entorno», explicó ayer Margalida Marí, directora del centro, que añade que la idea nació en colaboración con la Associació de Pares i Mares (Apima) del instituto, que se ha implicado mucho. De hecho, en los días previos, algunos padres de alumnos que cuentan con maquinaria agrícola se han acercado al centro provistos de un tractor y de una retroexcavadora para preparar el terreno y hacer agujeros para plantar posteriomente los árboles.

«Hemos tenido mucha colaboración, por ejemplo desde la Granja de Santa Gertrudis nos han traído un camión de abono. También la Finca de Can Marines nos ha regalado plantas y el resto las hemos comprado, aunque pediremos una subvención al Ibanat, que suele dar ayudas por reforestación», explicó ayer Marí.

Durante la mañana de ayer, grupo por grupo, los alumnos fueron bajando al patio para encargarse de una parte del jardín. Previamente se les dan instrucciones en el aula y durante el momento de la plantación hay un mínimo de dos profesores que les ayudan en las tareas. «Están encantados, hoy en el patio ya había alguno que vigilaba lo que había plantado», apuntó Marí.

La verdad es que los chicos estaban en su salsa. Al mediodía les tocaba a los de 4º de ESO. «Esto es muy entretenido», explicaba Alba de 4º A, que estaba en plena tarea de plantación de un romero, algo que no era nuevo para ella, porque ya lo había hecho en casa alguna que otra vez. Y no era la única. La mayoría de los chavales de su clase sabían bastante de este tema. «A nosotros nos gusta, nosotros somos payeses», explicaba un chaval, que asegura que es habitual que en su casa participe en las labores del campo, por ejemplo cuando toca recoger la patata. Y la verdad es que se les veía sueltos en la materia, porque sabían perfectamente qué es lo que debían hacer en cada momento para plantar una encina, que es en lo que estaban concentrados.

C. Roig