La comitiva de los responsables políticos llegó a Eivissa en un
avión fletado únicamente para ellos, y los autocares en los que
fueron trasladados, custodiados por la Policía Nacional. El
colectivo de la Plataforma Antiautopista recibió a Jaume Matas a
primera hora de la tarde a las puertas del Consell Insular, donde
debía firmarse un convenio para la conservación del patrimonio
eclesiástico. Tras un tiempo, los antiautopistas se desplazaron
andando, y a grito de «no volem una illa amb ciment», hasta el
Recinto Ferial donde permanecieron hasta pasadas las 22 horas.
Antes de iniciarse el acto, el ex presidente del Consell Antoni
Marí Calbet recibió un huevo lanzado por un activista, que no dudó
en encararse a la persona encargada del lanzamiento.
«Palau dimite, el pueblo no te admite», «arriba las manos, es un
atraco» o «Palau, cobarde, sal a dar la cara» fueron algunos de los
cánticos que proliferaron durante toda la tarde de ayer en uno de
los laterales del edificio. El concejal de Urbanismo del
Ayuntamiento de Eivissa, Vicent Torres, la concejala de Fiestas,
Sandra Mayans, el de Medio Ambiente, Juan Rubio, el de Bienestar
Social, Santiago Pizarro, el de Deportes, Roque López, la
consellera en la oposición, Patricia Abascal, el portavoz de
Esquerra Unida, Miquel Ramón o el ex conseller de Interior, José
María Costa, fueron algunas de las caras políticas que también se
sumaron al grupo de activistas, que por momentos iba creciendo,
hasta llegar a ser cerca de 400 personas.
Entrada ya la noche en las afueras del Recinto Ferial, los
activistas reclamaron también un ágape al son de «volem bunyols per
tothom», mientras tres máquinas de la empresa adjudicataria se
dirigían por el segundo cinturón a escasos metros de los
antiautopistas que no dudaron en pitar el paso de las mismas,
mientras otro grupo formado por una veintena de personas abandonaba
el lugar para dirigirse al aeropuerto a 'despedir' a Jaume
Matas.
Una vez finalizada la ceremonia, el portavoz del Consell
Insular, Joan Marí Tur, abandonaba a las 21,40 horas las
instalaciones por la puerta principal, a diferencia del resto de
políticos, recibiendo una gran pitada por parte de los
manifestantes, que se entretuvieron a hacer sonar los quitamiedos
de la carretera con piedras, mientras los vehículos dejaban oír sus
bocinas al pasar por la zona.
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