Con precios rebajados desde un 20 por ciento hasta un 50 por
ciento, la Avenida Bartolomé Roselló se asemejaba ayer a cualquier
centro comercial de una gran ciudad debido a la cantidad de gente
reunida en torno a las tiendas de gran superficie y con precios que
rozan lo ridículo. Camisetas por 3,95 céntimos, pantalones por 9,95
céntimos, complementos a mitad de precio, chaquetas a 14,95
céntimos....y así una larga lista de prendas etiquetadas con el
correspondiente letrero de 'Rebajas', y eso sí, la coletilla de los
95 céntimos en todas ellas.
«A ver como lo encuentro ahora», exclamaba una chica en medio de
varios montones de ropa manoseada por todos los clientes
potenciales mientras intentaba encontrar alguna prenda ya avistada
en tiempos anteriores. «Sólo quiero unas botas» solicitaba a gritos
una mujer a medida que se acercaba a una zapatería con las manos
repletas de bolsas a reventar de ropa, dando claras muestras de
haber recorrido previamente todas las tiendas existentes.
En tan sólo 200 metros, donde se aglutinan las principales
tiendas en la calle Bartolomé Roselló, multitud de gente se
agolpaba en las puertas de los comercios esperando a los
acompañantes, que se entretenían en rebuscar entre montones o a
soportar, con mucha paciencia, las colas formadas en las cajas.
Menos suerte tuvieron los establecimientos ubicados más allá de
esos 200 metros, a pesar de ofertar en alguno de ellos bañadores de
hombre por tan sólo 1,50 euros. Los puestos de los hippies
instalados en el paseo de Vara de Rey, perfumerías y otros
establecimientos fueron otros de los perjudicados del primer día de
las rebajas al no contar ni con rebajas, ni consecuentemente con
clientes poseídos por la fiebre del descuento.
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