Los más expertos no tuvieron dificultades para beber del porrón pese a las rachas de viento que soplaban.Fotos: SONIA GAITÁN

Tan sólo 11 grados en el termómetro y un viento gélido convirtieron ayer la «Festa des Vi Pagès» en un buen ejercicio para practicar cómo espantar el frío a trago limpio de vino. Los caldos de 30 casas distintas, todas de la zona de Sant Mateu, sirvieron para subir la temperatura y también para poder saborear el buen hacer de los vecinos del lugar, que son ya todos unos expertos en esto de hacer vino. No en vano es la zona de Eivissa donde más parra se siembra y donde más tradición vitivinícola se registra.

Pero en la «Festa des Vi pagès» no sólo hay vino. Muchos se calentaron acercándose a las numerosas hogueras que había instalado la asociación de vecinos y en las que se torraba sobrasada y botifarra para acompañar las dos rebanadas de pan que se vendían empaquetadas para acompañar el fiambre. Una fiesta en la que hay que pagar la comida, pero no la bebida. Y al pie de la letra se lo tomaron muchos, que se adueñaron de los porrones con toda naturalidad, aunque había quién no se atrevía a beber directamente y optaba por el cómodo vaso de plástico. Hay que decir que las rachas de viento que soplaban dificultaban el utilizar el porrón. «Hay que evitar beber a contraviento porque uno puede mancharse», aconsejaba uno de los veteranos en estas lides.

Los que ya sabían de que iba la celebración se abrigaron con esmero. Es el caso de Miquel, un maestro treintañero que llegó con la lección bien aprendida, armado de guantes, gorro y chaquetón. «Yo no voy a pasar frío». Buena fe de ello daba también el porrón que aguantaba en una mano.

Antoni Serra, presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Mateu, estaba exultante. «La fiesta está siendo perfecta. Ya a primera hora, a las seis de la tarde, cuando hemos abierto ha habido una buena entrada», explicaba Serra, que añadía que se estaban vendiendo 310 kilos de sobrasada y 60 de botifarra. En la trastienda también se elaboraban bunyols y café caleta y el APA de Sant Mateu instaló un puesto de bebidas para sufragar las excursiones de los niños. Otro de los atractivos era la rifa de una cesta con productos de Sant Mateu, que incluía, entre otras cosas, sobrasada, botifarra, olivas, miel, vino, almendras, queso y xuia. Para amenizar actuó la Colla Aubarca y el Trío Paradis. Una fiesta que no se libró del atasco, que convirtió a Sant Mateu en una ratonera.Claudia Roig