Uno podenco tras hacerse con un conejo silvestre.

Una colla de cans eivissencs desplegó ayer toda su destreza cazadora que se pudo apreciar durante la primera jornada de exhibición pública sobre caza ecológica que tiene lugar en las Pitiüses.

Las colinas de es Soto fueron el escenario elegido por los organizadores de la Associació des ca eivissenc d'Eivissa i Formentera, y allí, 6 conejos cazados fueron el resultado de esta demostración muy poco habitual.

Abriéndose paso entre la maleza de la colina, la colla formada por 16 canes realizó la última demostración de la mañana, que comenzó primero con uno y después con tres perros, para que el público presente pudiera apreciar las diferentes modalidades.

«En Eivissa es la caza típica de toda la vida, con podencos y sin escopeta. Hoy en día solamente es deportivo pero hace unos años los podencos quitaron el hambre muchas veces en las mesas de los ibicencos y de los formenterenses», comentó el presidente de la asociación, Antoni Serra 'Peixet', sobre la especialidad de este animal que es utilizado en la isla sólo para cazar conejos mientras que en la península caza también jabalíes y venados.

Según Serra, la mejor característica deca evissenc es su olfato, que se suma a una destreza que le permite dar saltos a través de la abundante maleza y encontrar a su presa con movimientos cautos y muy ágiles: «No hay ninguna otra raza que puedas ir a cazar con los perros y no llevar escopeta, y que ellos te cojan los conejos. Ellos lo siguen, lo encuentran y lo cogen, y después tienen la nobleza para traerlo, para venir con la pieza», destacó.

Se trata de una raza muy antigua que alcanza los 6.000 años y que llegó a las islas desde el antiguo Egipto y aquí se quedó. Hoy son los cazadores y criadores locales los principales responsables de su conservación ya que la caza deportiva reúne a muchos ibicencos muy temprano por la mañana que con collas de tres, cuatro u ocho podencos salen a dar caza a los conejos silvestres muy a menudo.

«Hasta ahora siempre hemos hecho campeonatos de caza, y allí va toda la gente para cazar y para coger más y más conejos. Hoy no, hoy venimos para dejar cazar los perros y para disfrutar», señaló Serra, que se lamentó porque la técnica de grupo por la que se caracteriza esta raza no se pudo ver en todo su esplendor durante la demostración, como sí se ve en un día cualquiera de caza, debido a que ayer los perros no eran de un mismo dueño sino de diferentes criadores de la asociación, que llevaron entre uno y dos canes por colla, lo que hizo que la colaboración que normalmente tienen, no fuera completa: «La técnica de grupo consiste en que se ayudan, porque cuando uno encuentra un conejo ladra, y todos los demás acuden a ayudarle», apuntó Serra.

Con la persecución de la presa se lanzaba ayer también la persecución del público, que formado por criadores y aficionados acompañó en todo momento y a través de la colina a estos cazadores por naturaleza.

Luciana Aversa
Un estilo de caza sin peligro, sólo de enfrentamiento natural. Éste fue el objetivo de la demostración de ayer. Que la gente pudiera ver cómo actúa el perro autóctono de la isla sin necesidad de armas, e incluso con la delicadeza de llevar a buen puerto esta modalidad de caza incruenta, que en la mayoría de los casos de devuelve a los conejos al campo sin una sola herida. Eso pudieron constatar los presentes, que tras obtener la presa del ocico del can, chequeban el estado del conejo, sin una sola gota de sangre.

Los que más aprovecharon esta situación fueron los niños, que se imortalizaron con los conejos cazados.

Esta modalidad de caza ecológica que se practica en la isla desde hace siglos, lleva al animal autóctono a ser considerado una de las joyas de las razas caninas españolas.

Tras tres horas de demostración, la jornada terminó de la misma forma que empezó, sin conejo al plato pero con una invitación a vi y sobrasada.