El Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB) solicita a la
Conselleria balear de Medi Ambient un control sobre las antenas de
telefonía móvil, así como la retirada de las instaladas sin
licencia. El GEN considera que en este momento no se puede asegurar
que la exposición a la radiación electromagnética, incluso en los
niveles más bajos previstos por la normativa, esté totalmente
exenta de un riesgo para la salud humana, por lo que afirma que se
debe aplicar «el principio de cautela y prevención» y evitar su
presencia en edificios residenciales o a la lado de escuelas o
centros hospitalarios.
Los ecologistas solicitarán a la Conselleria de Medi Ambient
información sobre los controles de radiación practicados y conocer
así si en verdad se cumple la normativa. Recuerda el GEN que la
mayoría de antenas de telefonía móvil instaladas en Eivissa carecen
de licencia. En este sentido, el GEN apunta que el Ayuntamiento de
Santa Eulària dictó en abril de 2001 un decreto en el que se
ordenaba la retirada inmediata de las antenas instaladas sin
permiso, así como la apertura de un expediente de infracción
urbanística.
En la entrada de Jesús, explican los ecologistas en un
comunicado, existen algunas de estas antenas ilegales que no han
sido retiradas pese a las quejas de los vecinos, e incluso la
existencia de una sentencia judicial, de 2002, que ordenaba su
desmantelamiento.
Asimismo, el GEN también recuerda que el Ayuntamiento de Sant
Joan fue el primero que aprobó una normativa basada en el principio
de cautela y que prohíbe la instalación de antenas base de
telefonía móvil en zonas residenciales, escuelas u otros centros
públicos o privados. El Consistorio ya ha obligado a retirar alguna
de estas instalaciones al amparo de esta norma municipal pionera en
la isla. El Ministerio de Sanidad y Consumo publicó un estudio en
mayo de 2001 que, aunque concluía que «la exposición a campos
electromagnéticas no ocasiona efectos adversos para la salud,
siempre y cuando la exposición esté dentro de los límites
recomendados por la Unión Europea, lo cierto es que, dada la poca
experiencia disponible en este campo, acaba recomendando fomentar
el control sanitario y la vigilancia epidemiológica», según apuntan
los ecologistas. Posteriormente, el Ministerio aprobó un decreto
con el objeto de regular y controlar las emisiones.
Por su parte, el Consell aprobó inicialmente la pasada
legislatura un Plan Especial de Telefonía Móvil para la isla y que,
entre otras cosas, contempla impedir al máximo la instalación de
antenas en construcciones de uso residencial o espacios protegidos,
al tiempo que prohíbe ubicarlas en guarderías, parques, escuelas y
hospitales.
Los ecologistas lamentan que este plan no sea una prioridad para
el nuevo equipo de gobierno y que, tres años después de su
aprobación inicial, aún sigue pendiente su aprobación definitiva y
su aplicación. «Sea como sea a día de hoy, los centenares de
personas que viven o trabajan cerca de una de estas instalaciones
se ven con una indefensión total y tan sólo parece que las
sentencias judiciales pueden hacer algo ante las todopoderosas
compañías de telecomunicación», asegura el GEN, que considera que
«el poco interés institucional no ayuda a crear un clima de
confianza y seguridad».
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