Unos 300 profesionales de la enseñanza completaron ayer el aforo del Palacio de Congresos Melià Victoria en la clausura del I Congrés d'Educació de Balears, que se ha celebrado bajo el rótulo «Los retos de la educación». Francesc Fiol, conseller de Educació, afirmó que las prioridades educativas son: dar una rápida salida al problema de la escolarización de la población inmigrante y bajar la tasa de fracaso escolar y abandono de los estudios post obligatorios, que en Balears es la más alta de España, país, por otra parte, situado a la cola de Europa.

Fiol destacó la importancia de revisar la financiación: «En los últimos diez años, la población de estudiantes en Galicia o Asturias ha bajado una media del 25 %; si hablamos del Estado, la población de estudiantes ha bajado un 15 %. En Balears, por el contrario, la población ha aumentado un 12%». Fiol valoró el congreso «para arrancar y generar debate», al tiempo que reclamó la implicación de toda la sociedad: «El dinero no basta».

Por su parte, María Antonia Ozcariz, directora general de Cooperación Territorial y Alta Inspección del Ministerio de Educación, afirmó que sólo «un reparto competencial lo más ajustado posible garantizará el respeto y la lealtad institucional». Asimismo, dejó claro que no existe un riesgo real de que en España haya 17 sistemas educativos diferentes; «no se desmembrará el sistema, este no es más que un falso debate que sale en la prensa».

Ozcariz señaló la financición como otro de los aspectos claves en la ansiada lealtad institucional: «El Ministerio es consciente de que el presupuesto es insuficiente».

En cuanto a los retos de la educación, Ozcariz señaló la importancia de alcanzar los objetivos españoles y europeos para el año 2010, entre los que destacó: «Aumentar la tasa de escolarización post obligatoria; incrementar el éxito en Secundaria o prevenir el fracaso escolar en Primaria».

De un total de 600 centros en el Estado, ocho centros de Primaria y ocho de Secundaria en Balears han puesto en práctica el «Plan Proa». Este plan destaca la figura del acompañante escolar y ayuda a cambiar las estructura académicas y organizativas del centro para mejorar su dinámica.

Una experiencia citada por Ozcariz como ejemplo del espíritu de la futura Ley de la Enseñanza (LOE): «Flexibilizar el sistema, simplificar el barullo legislativo, dotar de autonomía a los centros y actuar con rapidez para ayudar al estudiante».