El Ayuntamiento de Eivissa reconoce su incapacidad para erradicar la actividad de los aparcacoches en los parkings disuasorios de la ciudad pese a la existencia de una ordenanza, aprobada hace unos meses, que prohíbe esta práctica. El alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, se comprometió incluso ante los comerciantes de la Marina a eliminar este problema que afecta a las grandes superficies de aparcamientos.

El concejal de Policía, Leopold Llombard, aseguró ayer a este periódico que las medidas adoptadas sirven muy poco porque una vez que se ha conseguido, por la vía judicial, eliminar la práctica de algún aparcacoche, éste es sustituido luego por otro. «Se trata más bien de una guerra de desgaste», asume Llombard, quién explica que la ordenanza aprobada no es suficiente para hacer frente a este problema: «No existe la solución mágica. Por ejemplo, los radares de la carretera no siven para atajar el exceso de velocidad, pero si no estuvieran quizá habría muchos más casos».

La Policía Local, según explica Llombard, tiene la obligación de informar a los aparcacoches de que está prohibida esta actividad y hasta la tercera notificación no pueden presentar una denuncia en los Juzgados. No obstante, los aparcacoches, explica Llombard, se mueven de un parking a otro de manera que se hace muy complicado llegar a presentar una denuncia ante un juez, que es quien debe adoptar una decisión. En todo caso, la Policía Local puede multar a estas personas con 30 euros, pero el concejal también asume que no sive de nada porque «no pagan». «No tienen un domicilio fijo o se declaran insolventes», añade.