G. ROMANI
En las fiestas patronales de Sant Ferran se dio ayer la
coincidencia de que tanto el obispo de la diócesis Pitiusa, Vicente
Juan, como el nuevo primer edil, Isidor Torres, debutaron ante la
ciudadanía en actos oficiales tras asumir sus respectivos
cargos.
Mitrado como corresponde, Vicente Juan entró en la minúscula
iglesia de Sant Ferran tras los sonadors, la colla de ball pagès y
las autoridades municipales e insulares presentes.
Fue el principio del día grande de este núcleo urbano
formenterés que concita dos partes básicas para entender la isla,
tiene en su haber los puntos de encuentro emblemáticos, al mismo
tiempo y a tenor de los propios residentes, es el núcleo urbano más
feo y descuidado. Cierto que en los últimos tiempos se están
intentando cambiar las tendencias, pero el sentir es el mismo.
En días como el de ayer todas estas cosas se olvidan y la plaza
de Sant Ferran fue un hervidero de fieles y público para asistir al
acto en que era la presentación del obispo, del nuevo alcalde, por
todos conocido, a los que se sumaron, como toca, el conseller por
Formentera Pep Mayans y el líder de la oposición Juanma Costa.
Tras la misa la procesión de rigor que a paso lento recorrió las
principales vías de Sant Ferran para posteriormente iniciarse en el
Salón Parroquial el ágape al que anualmente invita el obispado.
Esta vez la diferencia fue que en lugar de un picapica para todos
los asistentes a la misa, se determinó hacer una comida a manteles
en las que no todos estaban invitados; entremeses, ensalada y
paella fueron los platos que se sirvieron amén de dulces y postres
golosos; con anterioridad y tras el ball pagés de fin de procesión
hubo un obsequio general al público de orelletes y bebidas
espirituosas.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.