El músico rumano Michel Cretu poyecta camuflar en el paisaje la mansión que posee en lo alto de una cima en Santa Agnès para reducir el impacto visual que provoca desde el valle de los almendros y, sobre todo, para obtener la licencia de legalización del inmueble y evitar así la ejecución de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) que obliga a demolerlo.

Esta iniciativa se incluye en el proyecto de legalización presentado por Cretu ante el Ayuntamiento de Sant Antoni al amparo de la amnistía urbanística del Govern balear incluida en la disposición adicional 18 de la ley de acompañamiento de los presupuestos de 2004 y que obliga a ejecutar un plan de restauración paisajística diseñado específicamente para reducir su impacto. La controvertida amnistía da vía libre a los ayuntamientos para legalizar las viviendas aisaldas que se encuentren entre la franja de 250 y 500 metros de la costa y por debajo de la cota 250. Sólo una parte de es Amunts se queda fuera de esta amnistía urbanística.

No obstante, el Tribunal Superior de Justicia dictó un auto el pasado mes de septiembre en el que afirmaba que es inviable la legalización del inmueble a través de la disposición adicional 18 y, por ello, fijaba un plazo de 18 meses para echarlo abajo. El abogado de Cretu, Jaume Roig, apeló esta resolución y, pese a que el tribunal aún no ha resuelto el recurso, presentó en el Ayuntamiento el proyecto de legalización de la vivienda, al que incorporó otro para legalizar también el camino de acceso, así como el plan de restauración paisajística que obliga la norma. Roig asegura que se trata de un proyecto «muy exhaustivo» en el que se ha incluido hasta el más mínimo detalle. El Ayuntamiento encargó un estudio jurídico para responder a la petición de Cretu y, en base a éste, resolvió aceptarla siempre y cuando el TSJ finalmente dé vía libre a la suspensión de la ejecución de la sentencia.

Impacto visual
El proyecto de restauración, valorado en 163.000 euros (27 millones de pesetas), ha sido realizado por el gabinete del arquitecto técnico J. M. Prieto. Cretu también encargó un estudio pormenorizado de la incidencia visual del inmueble a la consultora ambiental Duna Balears. Este documento (Estudio de incidencia visual de una vivienda unifamiliar en la finca de Can Guillem) concluye que la vivienda principal, el ajardinamiento, basado en palmeras de hasta 15 metros de altura y otras especies exóticas, y la iluminación de la cima tienen «una incidencia visual suficiente para producir una alteración importante en el paisaje del Pla de Corona», que, según apunta el estudio, tiene «una calidad muy alta». Duna Balears propone una serie de medidas correctoras para integrar la vivienda en el paisaje de la zona y evitar el fuerte impacto visual de la construcción. Todas ellas se recogen en el proyecto de restauración paisajística.

La vivienda principal
Desde el fondo del valle se aprecia que la vivienda tiene dos alturas y, para minimizar el impacto visual, el estudio propone un apantallamiento vegetal con ejemplares maduros de especies autóctonas, concretamente pino y sabina. Asimismo, considera necesario cambiar el color del exterior del edificio, de tonalidad rojiza, por una coloración gris, tierra, ocre o beige con pintura no reflectante. Se proyecta invertir el orden actual de los colores de la fachada del edificio de manera que la base pase a tener un tono grisaceo y los detalles sean rojizos.

Palmeras de hasta 15 metros
Sobre el impacto de la sobrecargada ornamentación vegetal, la consultora ambiental propone la retirada de las palmeras, algunas de las cuales alcanzan los 15 metros, y las washingtonias situadas en las zonas más elevadas, así como el arranque de las especies exóticas. En su lugar, prevé la plantación de especies forestales o autóctonas de talle arbóreo o arbustivo: pino carrasco, pino piñonero, sabina, mata, enebro u olivo.