El futuro de Ca ses Castellones, casa payesa ubicada a poco metros de la Fonda Pepe y de la iglesia de Sant Ferran, el punto de referencia de este núcleo urbano, tiene fecha de caducidad. Todo parece indicar que el 1 de octubre la casa, salvo sorpresas, será demolida para dar paso a un centro comercial. Esta misma semana la maquinaria dispuesta para el derribo se presentó en el solar y tras tiras y aflojas entre quien dice ser propietario de la vivienda y los representantes de la promoción, que cuentan con las oportunas licencias municipales de demolición y posterior construcción, llegaron a un status quo que indica un 'cese de hostilidades' hasta finalizado el verano, cuando se levanta la moratoria para el inicio de nuevas obras en núcleos urbanos.

Para entonces se debería haber resuelto judicialmente el litigio existente entre las dos partes que se disputan la propiedad -dos primos en concreto-, unos que defiende la persistencia de la casa y el otro que quiere construir en su lugar un centro comercial. La fecha prevista para la sentencia es el 14 de julio por lo que aunque hubiere demoras, en la época en que se pueden reiniciar las obras mayores en la isla, la situación sería irreversible.

De todas maneras, a primera hora del jueves y en cuanto compareció la pala frente al solar, la abogada de la parte que defiende la protección del vivienda payesa presentó denuncia y recurso en el Consistorio al tiempo que se cursaba denuncia a la Policía Local por el inicio de obra en época turística, lo cual está totalmente prohibido en casos como éste. De todas formas, el destino de Ca ses Castellones es complicado y controvertido. Los vecinos de Sant Ferran, y en especial los que cuentan con negocios próximos, no ven con buenos ojos la construcción en el centro de la localidad de un centro comercial porque supone aumentar la competencia mientras se altera, definitivamente, el aspecto visual del entorno, muy próximo a la iglesia y a uno de los lugares de encuentro más conocidos de la isla: la Fonda Pepe.