A la izq., sección de un cable eléctrico como el que enlazará Mallorca y Eivissa: de unos 25 centímetros de diámetro, trifásico y con fibra óptica. A la dcha., sección de un cable como el Mallorca-Menorca.
Ernest Bonnín, jefe de Proyectos de GESA-Endesa. Fotos: J.MOREY

El cable eléctrico submarino entre Mallorca y Eivissa deberá ser enterrado en su totalidad por el riesgo de posibles daños causados por la actividad y los fondeos de los barcos de pesca y yates de recreo que frecuentan el canal entre ambas islas.

Aunque todavía no es oficial, con toda probabilidad, el Gobierno central adjudicará de manera directa a GESA-Endesa la instalación de la interconexión eléctrica entre Mallorca y Eivissa, con la previsión incial de que las obras estén concluidas en 2007, aunque ese plazo podría prolongarse hasta 2008.

El cable tendrá una longitud de 115 kilómetros entre Santa Ponça y Eivissa y alcanzará una profundidad máxima de 750 metros. En un punto determinado se cruzará con el gasoducto Mallorca (Sant Joan de Déu)-Eivissa (Sant Antoni de Portmany), por lo que habrá buscar con Enagás, adjudicataria de la conducción de gas natural, una solución técnica para ese emplazamiento de coincidencia en sus respectivos recorridos submarinos.

El fondo marino entre Mallorca y Eivissa ofrece tanto materiales blandos y arenosos, en su mayor parte, como duros y rocosos. Ernest Bonnín explica que «en el caso de los materiales blandos, será suficiente con inyectar agua a presión en el fondo para crear una zanja que permitirá enterrar el cable a un metro o metro y medio. Con materiales blandos y arenosos, el cable será enterrado por el propio movimiento de las corrientes marinas. En el caso de los tramos del fondo con materiales rocosos, habrá que recurrir a una máquina submarina que abrirá y perforará una zanja de 20 centímetros de profundidad. Tras colocar el cable en la zanja, ésta será recubierta con rocas artificiales».

Las anclas y el uso de redes de arrastre para la pesca pueden crear daños en el cable si no se recurre a su enterramiento, tal como ha ocurrido en dos ocasiones en el cable Mallorca-Menorca pese a que su trazado está excluido para este tipo de actividades. Bonnín indica que «a pesar de esa exclusión, hemos sufrido daños importantes dos veces en ese cable y en otras ocasiones, sin llegar a registrar grandes desperfectos, se pueden ver las marcas de los impactos. Entre Mallorca y Eivissa, serviría de muy poco delimitar una área de exclusión, dado el intenso tráfico de embarcaciones tanto de pesca como de recreo».

La interconexión puede ser de dos tipos: un cable trifásico de corriente alterna o dos cables de corriente continua. Ernest Bonnín señala que «uno y otro ofrecen seguridad y garantías. Las dos soluciones son válidas. No hay una diferencia significativa entre ambas en lo que se refiere en prestaciones, pero es probable que finalmente se instale el cable trifásico de corriente alterna. Para empezar, es más barato. Con 132 kilovoltios, tiene un diámetro de 20 ó 25 centímetros y lleva incorporada fibra óptica. Su capacidad de transporte será de 100 megavatios, mientras que el cable entre la Península -presumiblemente, Vandellós- y Mallorca transportará 300 megavatios. En este último caso, el cable de corriente continua es la única solución».

GESA-Endesa será la adjudicataria de la instalación, pero, a su vez, la compañía debe adjudicar la fabricación del cable a una empresa especializada. En Europa sólo hay tres multinacionales capacitadas para ello: Pirelli, ABB y Nexans.