Los Reyes Magos, a su paso por la ciudad de Eivissa, donde se congregaron miles de niños. Foto: S. GAITÃN
Por fín, ayer por la tarde llegó el momento que tantos niños ansiaban. Tras un año de espera, Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente desembarcaron en el puerto de Eivissa, desde el que hicieron una ruta por toda la ciudad para finalizar en el paseo de Vara de Rey, donde además de múltiples personas esperaba también el alcalde de la localidad, Xico Tarres, quien dió la bienvenida a tan ilustres personalidades. Un espectacular castillo de fuegos artificiales anunciaba con su resplandor y estruendo la llegada de tan ilustres personajes mientras el barco se adentraba en la bocana. Melchor, Gaspar y Baltasar descendieron a la hora prevista de la embarcación que atracó en el muelle al mismo tiempo que la banda de música Ciutat de Eivissa tocaba pasodobles al pie de la pasarela. Entre vítores y gritos de «¡Qué llegan los Reyes!», varios pajes les dieron la bienvenida para acompañarles después al cruce del paseo de Santa Eulárica con Bartomeu Roselló, donde esperaba el resto de la comitiva. Sus Majestades fueron subiendo a sus respectivas carrozas: un gran camello de cartón piedra rodeado de palmeras y otros motivos desérticos de cuyos altavoces salía música de timbales y otros instrumentos típicos de las orientales tierras de las que proceden. Además, la caravana estaba compuesta por otros vehículos decoradas con motivos alegóricos de la Navidad o referentes a películas, como la de "Buscando a Nemo", cuya tortuga y pececillos encantaron al público. Cerraba la comitiva un trenecito con varios vagones dentro de los cuales se transportaban los regalos que por la noche iban a ser repartidos por las casas de Eivissa.
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