El Ayuntamiento de Formentera y la compañía concesionaria del servicio de transporte regular de pasajeros por carretera, Autocares Paya, llegaron justo antes de las fiestas de Navidad a un acuerdo para cubrir los cuatro días festivos (25 y 26 de diciembre y 1 y 2 de enero), con un servicio especial para permitir la movilidad de los formenterenses. Así se habilitaron cuatro servicios diarios que recorrían la isla, dos en cada dirección, de manera que se garantizara la movilidad. No obstante esta medida, en teoría popular, el pasado fin de semana y coincidiendo con Navidad y Sant Esteve, el autobús de línea sólo contó en los ocho viajes previstos con un solo pasajero en uno de los viajes. Asimismo el viaje especial hacia la Mola del lunes por la noche fue igualmente vacío.

Esta circunstancia obligará, por descontado a replantear este servicio especial que no cuenta con público y sólo supone gastos para la concesionaria y un sentimiento de frustración y pérdida de tiempo para el propio conductor del autobús con una docena de horas de servicio con intervalos más o menos medios, por cuanto va isla arriba y abajo sin pasajeros cuando bien podría estar en su casa y con la familia.

Los motivos que se apuntan para la ausencia de pasajeros se achacan principalmente a la falta de información pública, pero en el caso de el puente de la Constitución, contó con más pasajeros (pocos de todas maneras) pese a que la decisión se tomara en el último instante y la información era aún menor.

Es evidente que en estos casos sólo funciona el boca a boca y sobre todo si hay a quién transmitir la información. Porque si sumamos que en esta época del año la población de la isla está bajo mínimos, la mayoría están en la península en lo pueblos de los que proceden o en el extranjero de vacaciones, no es raro comprender que el escaso pasaje desconozca la posibilidad de utilizar el autobús cuando no desconfía directamente de su existencia.