Aspecto que presentaba ayer la carretera de los acantilados de es Cubells. Foto: MARCO TORRES

El mal tiempo que azota toda la cornisa del Mediterráneo obligó ayer a desviar tres de los buques que operan con la compañía Baleària y según informó la misma se ha suspendido la salida del trayecto previsto para hoy desde Sant Antoni con destino a Dènia programada para las ocho de la mañana. De esta manera, todos los buques que debían unir ayer el puerto de Dènia con el de Eivissa fueron desviados al puerto de Alicante, retrasando así tanto las salidas como las llegadas. El fast ferry 'Federico García Lorca' fue desviado ayer al puerto de Alicante, mientras que la salida, programada para las 17 horas en Dènia con destino a Eivissa, tuvo que ser retrasada hasta las 18 horas, con el fin de que los pasajeros con vehículo propio pudieran desplazarse con tiempo hasta Alicante, mientras que la compañía habilitó también un servicio de autobús para cubrir dicho trayecto. El ferry 'Isla de Botafoc' tampoco pudo utilizar el puerto de Dènia para enlazarlo con el de Eivissa, teniendo que programar su salida desde el puerto de Valencia, mientras que la llegada del ferry 'Manuel Azaña' se retrasó dos horas y salió también desde Valencia, debido al mal estado del mar en la bocana del puerto de Dènia.

Asimismo, el Instituto Nacional de Meteorología registró, desde las ocho de la mañana del martes hasta la misma hora de ayer, 67 litros de agua por metro cuadrado en el municipio de Sant Joan, mientras que en Santa Eulària cayeron 34 litros y en el aeropuerto 32,5. Además, las rachas de viento registradas el martes, que se intensificaron ayer, alcanzaron los 19 nudos de media, mientras que al mediodía se contemplaron rachas de hasta 29 nudos, según el INM. Por otra parte, los acuíferos de Eivissa contemplaron una capacidad del 46 por ciento, superando levemente la cifra registrada en los meses anteriores.

Tanto el viento como el agua afectó, entre otros lugares, al acantilado de es Cubells, zona que se caracteriza por su inestabilidad geológica, provocando así el desprendimiento de rocas y barro hasta la carretera. Debido a las construcciones de la zona, la Fiscalía está investigando las edificaciones y tanto el aparejador como el arquitecto de Sant Josep declararon como imputados.