Josep Juan Cardona (izda), junto a Mariano Rajoy y Jaume Matas, en la clausura del congreo del PP. Foto: CURRO VIERA

JUAN MESTRE/NEKANE DOMBLAS
Jaume Matas fue reelegido ayer presidente del PP balear con el apoyo del 99 por ciento de los votos de los compromisarios en un congreso marcado por la unidad interna. Pero Matas reservaba una sorpresa a sus compromisarios. Y esa sorpresa tenía nombre propio: Catalina Cirer. La alcaldesa de Palma se ha sumado a la tripleta formada por Rosa Estarás-Joan Flaquer-Jaume Font y ha sido elegida por Matas para ocupar de las vicesecretarías. De esta manera, Matas confirma su plena confianza en la alcaldesa y despeja cualquier duda sobre la falta de sintonía entre el president y la alcaldesa, que en los próximos meses asumirá también la presidencia de la Junta Local de Palma. Al margen de este nombramiento, Matas confirmó la ascensión de Mabel Cabrer, designada secretaria de organización.

Pero Matas también recordó su acceso a la presidencia del Govern en 1996, la situación difícil vivida en el PP por la dimisión de Cañellas y los problemas para gobernar. Matas calificó de «negociación humillante» sus contactos con UM para intentar gobernar en 1999. «Todo el pescado estaba vendido», dijo un Matas quién, de forma clara y rotunda, describió su transformación en el mundo de la política. «Antes tenía buena voluntad, pero hoy, con toda la tranquilidad del mundo, puedo decir que yo no conocía bien este oficio, pero vosotros confiasteis en mí», asumió. Matas recordó también «las campañas» que sufrió antes de ser elegido candidato autonómico en 2003 y recalcó que «nadie nos daba por ganadores en aquellas elecciones».

Matas aprovechó la presentación de su candidatura para hacer un primer discurso emotivo en el que por primera vez el presidente del Govern reconoció que elegir entre seguir de ministro o volver a Balears como candidato «fue una de las decisiones más importantes de mi vida». «Ser ministro es estar al filo del alambre permanentemente, pero es una experiencia increíble; otros -en alusión a Antich- se conforman con ser los «botones» de los ministerios».