El profesor Lluís Ballester, ayer, en la sede de Eivissa Ocupación, durante su curso de «Técnicas de prevención del conflicto juvenil. Foto:MARCO TORRES

Dieciséis profesionales de diversos campos, como los dedicados a temas socio-educativos, ocupación laboral y, sobre todo, de servicios sociales, han participado en el curso «Técnicas de prevención del conflicto juvenil», impartido por el profesor de la UIB en la Facultad de Educación Lluís Ballester. El tema en sí se refiere a solucionar y tener las herramientas suficientes para saber cómo poder ayudar a los jóvenes que están en situación de conflicto ya que para muchos profesionales es difícil comunicarse de una manera eficaz con un joven.

-¿Cuáles son los conflictos más comunes que suelen tener los jóvenes?
-Hay conflictos muy diversos, pero normalmente los chavales están entrando en conflictos agresivos por dificultades de dominio de la capacidad comunicativa básica. Otro de los conflictos más comunes es la dificultad que tienen para negociar sus relaciones comunicándose sólo con gente de su mismo lenguaje o muy parecida a ellos. En definitiva, conflictos de agresión por dificultades comunicativas, de incomprensión porque no saben explicarse, con las instituciones porque les es difícil cumplir normas y responsabilizarse, y conflictos con las familias.

-¿Cuáles son las técnicas con las que trabajan los profesionales para la prevención de conflictos?
-Estamos utilizando mucho el «trabajo en red», que es una técnica de acuerdo entre organizaciones que están implicadas con los jóvenes. Lo más habitual es que trabaje mucha gente pero de manera algo descordinada, sin llegarse a decidir qué se hace conjuntamente. Entonces, con esta técnica se llega a la articulación, es decir, al trabajo conjunto de todas estas instituciones, unificando criterios.

-¿La falta de comunicación puede llegar a provocar una situación conflictiva?
-Puede llegar a producir problemas serios. Te estás encontrando a chavales, que no es que no sepan decir las cosas, es que sólo las dicen desde una comunicación de combate que se llama; una comunicación agresiva que proviene de su inseguridad. Y yo me pregunto cómo llegas a algo constructivo desde esa manera de relacionarse y cómo se le responde. Normalmente, rebotando, volviéndole esa agresividad en la comunicación. Y para salir de ese círculo vicioso tenemos, los adultos y profesionales, la responsabilidad de hacerlo bien y darles las técnicas y herramientas necesarias para ello.

-¿Qué papel juegan los padres?
- Su papel es fundamental. Una de las líneas sobre las que actuamos es el trabajo en competencias parentales, para que sepan ser competentes en la relación con sus hijos, y ser competentes no quiere decir saber muchas cosas, sino que significa marcar límites y negociar normas.

-¿Saben enfrentarse a esas situaciones?
-En chavales conflictivos, las familias han ido perdiendo sus competencias parentales; esa manera de saber hacer las cosas. Antes, los padres se comportaban desde formas más bien autoritarias, y eso funcionaba o no funcionaba. En este momento hay familias tan tolerantes que van hipotecando su posibilidad de más adelante poder marcar límites. Otras familias, por otro lado, no saben si ser tolerantes o autoritarias o cómo ser con sus hijos y relacionarse.

-¿Por qué está tan en boga esto del conflicto juvenil? y ¿antes no existía?
-Sí que lo había. Lo que pasa es que ahora se expresa más y somos más sensibles a esos temas y estamos más informados. Lo mismo pasa con el maltrato a las mujeres, porque antes había mucho pero ahora se han hecho más visibles. Estos temas ya son noticia y los medios de comunicación les prestan mayor atención.

C.V