El gerente del CFD, Vicent Mayans, informó que las obras del Camí Baix de Porto-Salè están prácticamente finalizadas ya que «la cuestión relativa a la infraestructura, es decir el soterramiento de los cables eléctricos, y la colocación de tuberías para el abastecimiento de agua potable así como el correspondiente al alcantarillado ya está realizado». Asimismo, Mayans indicó que los nuevos muros de paret seca que habían tenido que retranquearse para dar una anchura mínima constante al camino también estaban prácticamente ultimados por lo que ahora sólo se está a la esfera del asfaltado.

Según los técnicos en el punto de encuentro entre ambos materiales, asfalto y adoquín provocaría una sustancial degradación de la parte exterior del asfalto en especial con el paso de los vehículos pesados, circunstancias que en conjunto «desaconsejan la solución adoptada en el proyecto inicial», dijo el gerente del CFD.

Es en este punto, en el de la pavimentación del camino donde hay novedades ya que «probablemente se asfaltará el camino en toda su anchura», dijo Mayans, explicando que la previsión inicial, dejar una cinta de adoquines por encima de las conducciones para mejorar el acceso a las mismas «los técnicos nos han recomendado no reservar un 25% de la anchura para adoquinado ya que consideran que sería una mala solución». Los inconvenientes se centran en la tipología de los materiales, adoquín y asfalto que en un caso se irían asentado por el peso del paso de los vehículos mientras que el asfalto quedaría igual; además en caso de que fueran necesarias posteriores capas de asfalto para arreglar o mejorar el camino «el incremento en el grosor provocaría una importante diferencia de nivel entre ambas partes con el riesgo que ello comportaría para los vehículos».