La fiesta comenzó y la magia de la noche se abrió para todos aquellos que estuvieron en el Nightology Boat. A partir de las 23,00 h, y cada 15 minutos, autobuses de la organización transportaban a los intrépidos invitados a una de las fiestas más esperadas del verano hasta el buque mercante transformado en una auténtica discoteca móvil. Atracado en el puerto de Marina Botafoc y con el mar como escenario, un grupo de artistas -14 entre break-dancers, malabaristas y actores-, desplegaba su duende en la cubierta de un barco de más 80 metros de longitud. Un equipo de azafatas informaba a los sorprendidos «viajeros» sobre lo que iban a encontrar a bordo. Tres barras situadas estratégicamente alrededor de la cubierta estaban a disposición de los caprichos del invitado. En una de ellas, se servían los cócteles gratuitos del llamado«Dalí» de la cocina: Ferran Adrià. El whisky J&B mezclado con toques de originalidad y mezcla de sabores resultaban una novedad para el paladar. La segunda barra servía las copas del homenajeado whisky. Y la última barra tenía el resto de la galería de consumiciones habituales de un pub.

En la proa del barco se encuentra el escenario de los Dope Brothers con su espectáculo «Bongo Lounge». Luces, sonido y un derroche de imaginación creaban el ambiente necesario para que todo fuera perfecto. Ritmos suaves fusionados con música electrónica marcaban los pasos de baile. Míticas canciones de hace más de 40 años rescatadas de la memoria volvían a sonar de nuevo, eso sí, de una forma diferente.«We are the Champions», fue de las últimas canciones que marcaron el colofón de la fiesta y cerró una sesión de cinco horas de música en directo. Música acompañada por juegos malabares, performances y bailes. Los distintos personajes de la noche, drag-queens y zancudos, se entremezclaban con la gente creando nuevos espacios creativos.
Nightology Night nació para crear una noche diferente, en un escenario inigualable y despertar todos los sentidos. Una fiesta para 400 personas, que en la noche del jueves no completó su aforo. En Eivissa, la oferta nocturna es tan variada, que es difícil elegir. A las 3,00 h terminó el encantamiento de la fiesta, y en pro de un consumo responsable del alcohol los invitados eran trasladados en autobuses hasta el puerto fuera del recinto. Una noche sensorial y con encanto, donde la magia trataba de conquistar a los sentidos. C.N.