Mª Cruz García, en el curso que impartió en la isla. Fotos: GERMÁN.G.LAMA.

Cuantas veces se ha escuchado «reírse alarga la vida y rejuvenece». Seguro que muchas, y sin embargo no se ha sabido apreciar los poderes curativos de ese verbo que es reír. En la actualidad, se está poniendo de moda reunirse en grupos y practicar la terapia de la risa, que según Mª Cruz García, fundadora de la primera Escuela de Dinámica de la risa ubicada en Barcelona, «es una gran alternativa a esta sociedad histérica, nerviosa y estresante que estamos viviendo». La risa, antagonista de la tristeza y el pesimismo, no sólo nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos, sino que además, tiene poderes curativos comprobados a nivel científico, tales como, activación del sistema circulatorio y cardiaco, oxigenación de la piel, y ayuda a evitar la depresión, el estrés y el insomnio.
Esta terapia tiene un abanico muy amplio de técnicas para estimular y trabajar la risa: existen más de cuatrocientos juegos que provocan la carcajada (de aprendizaje, de conocimiento, de resolución de conflictos y de confianza).

En los talleres de esta terapia lo que se pretende es que la risa se convierta en un ejercicio diario, y que las personas por sí mismas sepan encontrar su risa interior sin necesidad de estímulos externos.
Aparte de que la risa sirva para un mejoramiento a nivel personal, también es una práctica cada vez más demandada en otros niveles. Empresas, profesores, y las ramas médicas de enfermería, geriatría y maternidad son los sectores que poco a poco están implantado como remedios curativos la dinámica de la risa. Según García, que lleva más de veinte años investigando, «hay muchas empresas y multinacionales que nos llaman porque se dan cuenta que cuando entre ellos se ríen hay mayor entendimiento y baja la competitividad». Tal y como están las cosas, alargue o no la vida, reírse no cuesta nada. C.V.