Carlos García y Laura Luengo mientras ésta da un beso a su mascota Morfeo.

El mundo de los hurones es totalmente desconocido para la mayoría de los mortales, aunque últimamente está de moda tener a estos animalillos como mascotas, incluso para llevarlas al cine y que disfruten de una buena película. Laura Luengo explica que, ella conoce mucha gente que «se ha comprado el hurón, tiene la jaula en la terraza, no lo saca y ni le hace caso. La gente se lo compra por moda».

Y éste, no es el caso de Laura, que es una apasionada de los hurones y posee dos, Morfeo (dios del sueño) y Anubis (dios egipcio de la muerte), que los cuida con mucho mimo y los viste a la última moda: un arnés con estampado escocés. Y además, en el mercado existen desodorantes, champú, ropa, gorritos y hamacas especiales.
El hurón es un animal cazador que a lo largo de la historia los cazadores los utilizaban para sacar a los conejos de sus madrigueras. De ahí, explica Laura, «le viene la mala prensa que tienen» al calificarlos de agresivos, pero que como toda mascota «tú lo que les das es lo que recibes. Yo duermo con ellos e incluso me dan besitos».

En el conocimiento está el misterio, y Laura tiene un vasto dominio del tema. El precio de un hurón ronda los 250 euros con operación de esterilización, operación necesaria porque «a las hembras si no las esterilizas en el primer celo cogen una anemia y lo más probable es que se mueran». Se alimentan de pienso específico y, según Carlos García, otro aficionado, «hay que desterrar del saber popular el dicho que dice que hay que alimentarlos con leche y yema de huevo, ya que eso es malísimo».

Es tal el desconocimiento que existe que «en Eivissa no hay veterinarios que sepan cómo curar a los hurones». A Morfeo cuando se puso mala, su dueña Laura la tuvo que llevar a un veterinario de Valencia porque «los de aquí no saben que no hay que darles medicamentos orales o ponerlos en tratamiento, ya que se estresan o dejan de comer».
Los hurones necesitan dedicación, cariño y si no se les da, mejor no tenerlos como mascota. No se trata de un juguete que cuando a uno se le antoja lo abandona.< b>C.V.