H ace 25 años Valeria Ruiz Escobar sentó un precedente histórico
en la jurisprudencia española. Se trató de una decisión tomada por
la Corte Suprema que influyó en el destino de miles de personas que
siempre habían soñado con volver a nacer para convertirse en todo
aquello que siempre habían soñado. Su cambio de identidad y de sexo
en los escritos legales y la reversión de los órganos masculinos
por los femeninos en la práctica, han abierto las puertas hacia una
dimensión humana desconocida hasta entonces con consecuencias
sociales y laborales que hoy por hoy se encuentran a la orden del
día.
-¿Usted es la primera transexual
española?
-Sí, yo he sido pionera en todo porque he creado jurisprudencia. Yo
he escrito en el libro de la abogacía española y soy la mujer que
ha abierto las puertas del Supremo y que se ha sentado allí para
reclamar lo que era mío.
-¿Cuánto le ha costado conseguir lo que
quería?
-Me ha costado mucho dinero y mucho tiempo. Fueron tres millones de
pesetas de entonces para que aceptaran mi identidad y tres millones
más para el cambio de sexo.
-Y ahora que ha pasado el tiempo, ¿cómo se siente desde que ha
ganado su batalla?
-Estoy en mi mejor cosecha , en mi mejor momento, como una
empresaria que acaba de inaugurar su propia sala de fiestas.
-¿Se ha enamorado a lo largo de su vida?
-Llevo 25 años enamorada de mi pareja. Nos casamos por el juzgado
hace 15 años pero nos divorciamos en seguida porque esa historia no
era para mí. Llevo toda una vida junto al hombre que quiero, del
que me enamoré siendo muy joven.
-¿Qué opina de los conflictos que encuentran los transexuales
para ser aceptados en su trabajo?
-Opino que tienen que ser reconocidos porque estamos en una
democracia. Debieron aceptar que hay una mujer operada en la
Guardia Civil y ahora tendrán que aceptar que hay una más en el
Ejército, por lo que también empiezan a hacer falta nuevas
leyes.
-Usted es ahora una empresaria consolidada, pero en su momento,
¿ha tenido problemas laborales por su condición de transexual?
-Yo no porque en ese tiempo me dedicaba al espectáculo, pero si
hubiera necesitado trabajar me hubiera tenido que ir a la calle o a
la carretera a vender mi cuerpo porque ni para limpiar escaleras te
tomaban. Te preguntaban lo que eras y cuando le decías que eras
transexual, no te aceptaban.
-¿Y los que no tenían la suerte de vivir de los escenarios como
usted y tampoco querían prostituirse?
-O no trabajaban o iban vestidos de romano: con una faja puesta
en el pecho y una gorra en la cabeza que después, cuando llegaba la
noche, se sacaban para tirarla y sentirse libres.
-¿Piensa que tardarán mucho en aceptar a los transexuales en
cualquier tipo de trabajo?
-No, si te fijas ya se está curando. Ya se está viendo en las
fábricas y en las peluquerías mucha gente operada que trabaja a la
par de cualquiera.
-¿Existen diferencias de aceptación laboral entre transexuales y
gays?
-Sí, a los homosexuales les permiten trabajar pero no a los
transexuales porque en seguida los ven como si fueran una cosa
rara.
-¿Hay gente que viene en busca de sus
consejos?
-Sí, y ya he ayudado a mucha gente. Me han llamado muchas veces
chicas que quieren hablar conmigo porque se quieren operar y
necesitan mis consejos.
-¿Y usted que les recomienda?
A mi médico, Jesús Sáenz de Cabezón, que pasa todos lo veranos en
mi casa y que ya ha operado a 400 transexuales. Es el mejor y me ha
dicho que ya tengo 400 hermanas.
-¿Existe algún avance más a nivel estatal en relación a las
facilidades de los transexuales?
Sí, ahora en España las operaciones también las hace la
seguridad social con una lista y un seguimiento muy riguroso de la
persona. Ya llevan 10 mujeres operadas en la ciudad de Málaga.
Luciana Aversa
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