En estos Juegos Olímpicos se gastará la exorbitante cifra de mil
millones de euros para la seguridad. El presupuesto es tres veces
mayor que en Sydney. Serán los primeros Juegos Olímpicos de verano
después de los atentados terroristas en EEUU y de Madrid el pasado
marzo, y Grecia tendrá que responder al gran desafío de celebrar
unos Juegos seguros.
Desde el comienzo de los Juegos Olímpicos de la Edad Moderna,
hace 108 años en el histórico estadio Panathinaikó con la Acrópolis
de Atenas al fondo y cumpliendo con la visión del barón francés
Pierre de Coubertin, no ha habido otro precedente de tanta
angustia.
La cubierta sobre el Estadio Olímpico, obra de Santiago
Calatrava, el escaparate de los Juegos y sede de las ceremonias de
apertura (13 de agosto) y clausura (29 de agosto) así como las
sedes de deportes que serán transmitidos a 4.000 millones de
espectadores, se encuentran aún en construcción.
El ministro de Transporte griego, Mijalis Liapis, aseguró la
semana pasada que el tranvía que une el centro de la ciudad con las
instalaciones de la costa al sur funcionará a partir de mediados de
junio y que lleva a cabo inspecciones semanales para comprobar los
progresos.
El tren de cercanías que conectará el aeropuerto con el estadio
y con el Centro Principal de Prensa también funcionará en julio,
según los cálculos del ministro. La nueva carretera que conduce a
la villa olímpica estará terminada para facilitar su traslado a las
instalaciones.
La gran mayoría de los jefes de las federaciones internacionales
han tenido los mejores comentarios sobre la calidad de los
servicios técnicos y deportivos de los estadios, constatada en los
38 preolímpicos realizados hasta la fecha.
Grecia desplegará un contingente de 44.000 agentes entre
policías, militares, bomberos y guardias costeros, apoyados por la
más alta tecnología y por un grupo de asesoría de siete países.
Además, funcionará un sistema de seguridad único, con la ayuda de
la OTAN para vigilar el espacio aéreo y el marítimo y hacer frente
a un atentado químico, biológico o radiológico. El problema de la
seguridad cobró ayer relevancia tras estallar por la madrugada tres
bombas en una comisaría de Atenas, en un atentado que sólo causó
daños materiales y que sería obra de un grupo terrorista local. «Es
un incidente aislado que no afecta a la seguridad de los
preparativos olímpicos», se aprestó a declarar el primer ministro
griego, Costas Karamanlis.
Las buenas noticias son que Atenas 2004 ha batido el récord de
solicitudes de voluntarios, el doble de Atlanta y de Sydney, con
160.000 solicitudes. La mayor parte (65%) son griegos, seguidos por
EEUU, España y Alemania entre 188 países.
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