Al acudir varios años continuados a una fiesta como la grande de Santa Eulària, uno puede tener la sensación de haber quedado atrapado en el tiempo, como en la película que protagonizó en su día Bill Murray. Sin embargo, aunque el programa de actos sea parecido siempre hay matices que diferencian una cita de otra, y, finalmente, la sensación que queda es que son más que necesarios estos días en los que las tradiciones toman la calle. Centenares de personas esperaban ayer con paciencia el desfile de carros antiguos, que rememora la tradición de antaño, en la que los pageses engalanaban las carretas para «anar a maig». Al paso de los carros lo acompañó el desfile de la Banda de tambores, cornetas y majorettes de Santa Eulària y la Banda de tambores y cornetas de la Cruz Roja. También la ya tradicional caravana de coches antiguos (en medio de los que se coló la furgoneta de Can Sans, que a lo mejor también es pieza de coleccionista) y de motos. Esta última arrancó aplausos y risas ya que muchos de los pilotos iban ataviados con el traje de pagés. El único fallo que comentó el respetable fue la lentitud del recorrido, con grandes espacios entre un grupo y otro.

En la plaza del Ayuntamiento se celebró una exhibición de bailes folclóricos con protagonismo de la Agrupación Folclórica Sabia Nueva, de Tenerife, que sorprendió por el contraste de sus trajes tradicionales y ritmos con los pageses de Es Broll. A pesar de que la lluvia hizo acto de presencia y más de uno no podía dejar de mirar al cielo, las nubes aguantaron lo suficiente como para no aguar la fiesta. Prueba de la expectación que genera la feria fue la gran participación ciudadana, tanto de residentes en el municipio como del resto de la isla. Incluso los turistas disfrutaron grabando y fotografiando los detalles más folclóricos de este evento. Un muy buen ambiente perfumado por los olores de fiesta: churros, algodón de azúcar y gofres calientes con chocolate fundido.

La Feria del automóvil también contó con numeroso público. Muchos no dudaron en subirse a los modernos tractores para probar los amortiguadores de los asientos, o preguntar prestaciones y detalles de los turismos, que compartían espacio de exposición con maquinaria agrícola como prensadoras de aceite, cortacésped y sembradoras.