Manuel Pérez, ingeniero de la empresa responsable del proyecto, explicó ayer los detalles de la obra.

La nueva carretera de acceso al aeropuerto, de poco más de cinco kilómetros de distancia, tendrá dos túneles de 1.000 y 400 metros. Uno conectará el enlace (intersección a distinto nivel) de Can Escandell con el de Can Cifre, en un tramo de un kilómetro; y otro será el tramo de 400 metros anterior al enlace de Platja d'en Bossa, en dirección al aeropuerto.

Por la superficie del primero de ellos se habilitará otra vía, que, como una calle más de la ciudad con aceras y farolas, se unirá al vial de servicio que discurrirá paralelamente a todo el trazado de la carretera. Es decir, desde Can Escandell hasta Can Cifre circularán coches por la carretera principal, que estará enterrada bajo tierra, y por la calle que se construirá por encima del túnel.

Los dos túneles estarán separados por un tramo de 800 metros que discurrirá cinco metros por debajo de la superficie, aunque a cielo abierto. Manuel Pérez, el ingeniero que ha redactado este proyecto, indica que el soterramiento descubierto de la vía reducirá el impacto ambiental, especialmente el ruido, y que, por otra parte, «garantizará la seguridad del tráfico». Por encima de este tramo se construirá una vía que conectará ambos lados de la carretera y permitirá el acceso al Instituto sin el peligro del tráfico.

Desde el enlace de Platja d'en Bossa hasta el hipódromo de Sant Jordi la carretera también discurrirá por debajo del suelo, pero a una media de dos metros aproximadamente, según explicó ayer el director general de Carreteras del Govern, Carlos Jover.

El proyecto del trazado de la nueva carretera, que conectará el aeropuerto con el enlace de Can Escandell, se presentó ayer por la tarde en la sede del Consell con la presencia de representantes del Govern, la consellera insular de Carreteras, Stella Matutes; y distintos responsables de los sectores económicos de la isla: el presidente de la Federación hotelera, Pedro Matutes; el de la Pimeef, Mariano Riera; y el de la Cámara de Comercio, Juan Tur Ripoll.

Esta vía se entroncará con el segundo cinturón de ronda de manera que la carretera será homogénea desde el aeropuerto hasta la carretera de Santa Eulària. La vía tendrá cuatro carriles (dos para cada dirección) con una mediana de separación de dos metros. La calzada tendrá una amplitud de 25 metros. Habrá seis intersecciones, todas ellas a distinto nivel. En los enlaces, el tramo principal de la carretera pasará bajo tierra y los vehículos que quieran entrar o salir de la vía principal lo harán por un tercer carril que conectará con una rotonda en la superficie, que regulará el tráfico hacia otras direcciones.

El director general de Carreteras reconoció que la obra va a ser «muy costosa» y que ascenderá aproximadamente a 60 millones de euros (10.0 000 millones de las antiguas pesetas). La obra se licitará, según las previsiones del Govern, a finales de este año, con un plazo de ejecución de 20 meses. De todos modos, la encomienda de gestión de la licitación de este proyecto está en manos del Gobierno central, que es, por tanto, quien tendrá la última palabra antes de su adjudicación.