Su padre el generaAmpudia fue compañero y amigo personal del
genera Franco y creo que fueron de la misma promoción en la
Academia Militar. Al nacer ella, su padrino fue el GeneraFranco y
más tarde en Burgos, su padre fue uno de los generales que apoyaron
la designación de Francisco Franco a la jefatura de Estado.
Con estos datos biográficos no es raro que la señorita Ampudia,
marquesa del mismo nombre, gozara de toda clase de privilegios,
influencias y un status social muy elevado en aquel momento. Se
inclinó curiosamente por el teatro y llegó a ser una actriz
bastante conocida adoptando como nombre artístico el de Niní
Montián. Nombre por el cual le conocía todo el mundo.
Su biografía personal, paralela a la artística, era muy variada,
muy interesante y muy compleja. Pertenecía al grupo de amigos
íntimos de Carmen Franco, la hija del Jefe de Estado y como tal
entraba y salía del Palacio del Pardo como Pedro por su casa, y se
convirtió con el tiempo en una especie de dama de compañía, tanto
de la hija del generalísimo como de las nietas mayores cuando éstas
necesitaban alguna señora que le acompañara a una fiesta, sarao,
boda etc. Con el tiempo Niní Montián se convirtió en compañera y
amiga íntima del Genera Blanco, que era nada más y nada menos que
el Director de Seguridad. En aquel tiempo era uno de los personajes
más influyentes y más temidos del régimen, algo así como el jefe de
la CIA en Estados Unidos o el director de la KGB en la URSS. Esto
da una idea del poder ilimitado y las enormes influencias de que
gozaba Niní en la España de la época.
Yo la conocí en una fiesta en Madrid a través de una común
amiga, la condesa de Nieves, y sin saber exactamente quien era
(quizás fue mejor) nos caímos mutuamente muy bien, hablamos, nos
reímos, y con el tiempo llegamos a hacer una gran amistad.
Nunca le pedí ningún favor ni ninguna recomendación, que era muy
desagradable porque siempre estaba rodeada de una serie de amigos
que la adulaban, que le pedían favores, recomendaciones,
influencias y ella estaba un poco harta de esta corte de aduladores
y en el fondo creo que agradecía cuando se encontraba con una
amistad absolutamente desinteresada, que era mi caso. Nunca, en
ningún momento, le pedí su intervención para ninguna clase de
asunto.
Me invitó muchas veces en Madrid a su casa para cenas y cócteles
y en aquellos momentos era el sitio de moda y de tráfico de
influencias. Había un mundo muy variado que frecuentaba su casa:
políticos, diplomáticos, banqueros, aristócratas, y ella dirigía el
cotarro con una batuta firme y divertida, pero dejando a cada uno
siempre en su sitio sin dejarse enredar ni por chismes, ni por
pequeñas intrigas que estaban siempre a su alrededor. Diría que se
mantenía un poco en guardia de toda la jauría humana que la
rodeaba.
Recuerdo perfectamente cuando llegaron a Madrid los primeros
astronautas norteamericanos que dio una fiesta en su honor y conocí
allí a Glenn Armstrong que para mí todavía no podía creer ni ahora
tampoco que le estrechara la mano y pudiera conversar con él
durante esta reunión. Dos días después, marchaban a Roma y le
recibía ePapa en el Vaticano.
Niní Montián no era una belleza, era una persona atractiva de
facciones duras, yo diría que más que bella, era una persona
interesante y quizás porque se había criado en un entorno militar
irradiaba poder, irradiaba autoridad y fuerza.
Tenía una mirada que podía convertirse en un momento determinado
en dura y estaba acostumbrada a que la gente le obedeciera y le
abriera paso.
Era muy difícil que diera el brazo a torcer. Tenía mucho tesón,
mucha energía y una gran voluntad para todas las cosas que
acometía. Detestaba los aduladores y las falsedades y le encantaba
la honestidad, la lealtad y la amistad sincera.
Debo decir que cuando ella se entregaba como amigos con una
persona, lo daba todo.
Era una amistad fiel, era una amistad que en aquel momento se
convertía en una persona muy cariñosa, muy entrañable y muy amiga
de sus amigos.
Cuando Miguel García de Sáez se casó en Eivissa con Inmaculada
de Borbón, vino a la boda, y me llamó antes para que la acompañara
a la iglesia y posteriormente en la recepción y en la cena
estuvimos casi todo el tiempo juntos y me di cuenta en aquel
momento por la gente que había a su alrededor, y por como la
trataban el respeto y lo altamente considerada que estaba.
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