La medicina convencional es del todo insustituible, pero la
fitoterapia puede ser un complemento que potencie sus resultados y
mejore la calidad de vida de los pacientes. La melisa, el tomillo,
el aloe o los cítricos pueden convertirse en herramientas que
solucionen, o al menos mitiguen, determinado tipo de dolencias.
Rosa Casals, directora nacional de la empresa suiza Nharin Just,
especialista en fitoterapia y nutrición, ha viajado a Eivissa para
impartir un primer curso de formación en las Pitiüses. Unas 10
personas entre las que se contaban amas de casa ansiosas por
adquirir conocimientos sobre medicina natural, pero también
personas que quieren trabajar como consultores para la empresa, han
participado en el curso.
«No se trata simplemente de coger las plantas del campo, hay que
mantener los principios activos, responsables de que tengan el
efecto deseado. Para un resfriado utilizamos los principios activos
del tomillo y lo mismo con la lavanda, empleada para los
transtornos nerviosos, de ansiedad o depresión».
El proceso de transformación de estas plantas antes de su
aplicación es muy laborioso y muchas de ellas se combinan para
potenciar su efecto. Hay que comprarlas en origen porque los
principios activos sólo se conservan en derminadas condiciones, lo
que supone que haya que extraer el árbol del té de los campos de
Australia, la lavanda de la Provenza francesa o el aloe de los de
Méjico. En la medicina natural también hay mucho de leyenda, por
eso existe un baremo internacional, asumido por la OMS, que
cataloga qué plantas tienen principios activos beneficiosos.
S. Yturriaga
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