Rusia, China y Colombia son los países preferentes para formalizar una adopción internacional. Durante el año pasado se formalizaron 29 solicitudes nuevas de adopciones, de los que más de la mitad corresponde a peticiones de adopciones extranjeras, 17 de las 29. Las 12 restantes corresponden a peticiones para adopciones nacionales. Además, hay que contar las que hay a la espera de años anteriores. Los pasos para adoptar un niño extranjero se incian desde el Servicio de Menores. Una vez que se obtiene el certificado de idoneidad, indispensable para cualquier adopción, el proceso difiere al de las nacionales. Con el asesoramiento se inician los trámites a seguir para tramitar en el país elegido.

Cada país funciona de manera diferente aunque el procedimiento es muy similar «pero puede variar el tipo de informe que piden y la documentación no siempre es la misma», comentó Josefina Costa, del Servicio de Menores. La espera de un menor desde que se finaliza la entrega de la documentación llega a ser el trámite más largo. «Depende del país, no se puede generalizar. Hay países que tardan un año y otros tres años en hacer una asignación. En las adopciones internacionales estas un poco a expensas de lo que pasará en el país en el momento en el que llega el expediente», añadió Costa. La responsable del servicio se refiere a «situaciones imprevisibles que muchas veces dependen de factores ajenos a la voluntad de la familia». Tras normalizar la situación en China, donde no hay cupos y este año se ha vuelto a la normalidad tras la oleada de peticiones recibidas, la responsable de Menores, Fina Costa, muestra su preocupación por cómo puede afectar las adopciones en trámite a la gripe del pollo ralentizando el proceso: «Me preocupa porque no se sabe que pasará. Con la neumonía asiática no se cerró pero no se asignaban menores», recuerda.

Durante todo el proceso se informan de todas las posibilidades existentes, pero es el solicitante el que elige hacia donde tramitar su petición y las características físicas del niño: «En las valoraciones se pretende que la familia reflexione sobre lo que es capaz de asumir. En ningún caso se puede permitir una adopción frustrada».