Chelo García Cortés: 'Vivimos en un país con derecho a zappìng'

-Periodista de Lecturas, tertuliana en dos programas de la tele... No para...

-Me gusta mucho trabajar con quien trabajo. Lo que me agobia es no estar nunca en casa. Lógicamente, me tendría que ir a vivir a Madrid, a donde viajo cuatro días a la semana, pero me moriría. Yo huyo de las ciudades.

-Pero no huye de los famosos...
-De los famosos de toda la vida, no; de los famosillos que hemos creado la prensa huyo, corro.

-¿Se incluye entre los padres de esta nueva ola de famoseo?

-Claro. Yo estoy en un programa de televisión en el que habitualmente no se sacan a estos famosillos, aunque alguna vez lo hemos hecho. Por lo tanto no me puedo excluir de este tema. Creo que en la televisión hemos creado personas que tienen todo el derecho a ganarse la vida como se la están ganando pero no tienen ni punto de comparación con los famosos con los que yo estoy habituada a tratar.

-¿Cree que contenidos, protagonistas y tratamiento de los cotilleos en ciertos programas se han desmadrado?

-Sí, pero la gente los ve. El programa en el que yo estoy, «Sabor a ti», ya no es el rey de la audiencia y nos está costando mucho mantener la línea. Hemos llegado a esta situación porque las cadenas tienen este tipo de programas, las productoras los crean y el público los ve. «Aquí hay tomate» se ha convertido en un monstruo que va a saco. Y algo parecido ha pasado con «Crónicas Marcianas». Respeto y admiro mucho a Xavier Sardà, pero me pone enferma ver insultarse a las personas.

-¿Existe la telebasura?
-Cada uno es libre de ver lo que quiera y si la telebasura existe, la hemos creado entre todos. Vivimos en un país democrático con derecho al zapping.

-¿Cómo ha visto 2003?
-Profesionalmente hablando con ganas de que terminara para ver si en 2004 cambia un poco el mundo del corazón.

-¿Es amiga de muchos famosos?
-Estoy muy orgullosa de ser amiga de algunos famosos. Para mí es muy fácil entrar en casa de muchos de ellos porque yo me guardo muchas cosas y les trato bien. Yo respeto a los personajes.

Eva Estévez