Aunque el Ministerio de Economía (competente en planificación energética) prevé una inversión de 607 millones de euros para los proyectos de enlace energético interislas y con la Península, el conseller de Indústria i Energia, el ibicenco Josep Juan Cardona, precisó que «con las obras de soterramiento de las conducciones, cable y gasoducto, en sus ámbitos terrestres, las medidas de seguridad y la reducción al mínimo de los impactos ambientales, el presupuesto global se eleva a 840 millones de euros», un encarecimiento de 233 millones.

Juan Cardona anunció que tanto el gasoducto como los cables, en sus tramos submarinos, serán enterrados antes de llegar a tierra en el fondo marino cuando la profundidad sea de 50 metros. Al llegar a tierra, continuarán enterrados, por lo que los ciudadanos no notarán ni verán nada. El gasoducto, al llegar a la costa de Sant Joan de Déu, continuará enterrado, con 30 centímetros de diámetro, hasta cas Tresorer, donde actualmente se produce aire propanado de la red de gas y se instalará una central eléctrica. Aquí se realizará el cambio de presión del gas natural conducido por el gasoducto y se conectará a la red».

En cuanto a las interconexiones eléctricas, prosiguió el conseller, «el cable de la Península llegará a la costa de Sant Ponça y continuará enterrado hasta el polígono industrial de Son Bugadelles, donde se instalará una estación de conversión de la potencia. Esta estación ocupará como mucho 1.600 metros cuadrados, es decir, la superficie de una nave industrial situada, además, en un área industrial. En todos estos tramos terrestres y enterrados se aprovecharán los dominios públicos de caminos y carreteras, y en la costa no habrá ninguna instalación».