En los terrenos de Can Rich no sólo son fértiles las cepas de
sus viñas. Una parte menor de sus hectáreas está ocupada por olivos
de los que estos días se recogen de manera manual y con sumo
cuidado las olivas de las que se extraerá la segunda cosecha de
aceite de oliva virgen que saldrá al mercado a principios del
próximo año. «Hace muchos años que hacemos aceite para consumo
familiar, pero, para su comercialización, desde el año pasado»,
explica Antoni Costa, responsable de la bodega y la cosecha del que
posiblemente sea el primer aceite de oliva virgen ecológico y de
calidad ibicenco que ha salido al mercado.
«En frío se obtiene menos cantidad de aceite pero su calidad es muy
superior», destaca Antoni Costa, que detalla que tras el
centrifugado el siguiente paso es pasar el aceite por unos filtros
de algodón para limpiar el dorado líquido de impurezas. El paso
final de todo el proceso es la introducción del aceite en un
depósito de acero inoxidable donde reposará durante un par de
meses.
Costa, un enamorado del campo y de la recuperación de productos
de la tierra como el vino, comenta que el Aceite Can Rich está
compuesto en un sesenta por ciento por oliva hojiblanca, un treinta
por ciento verdial real y en un diez por ciento de aberquina. Con
sus 350 olivos no puede hacer una gran producción, pero ha
aprovechado los métodos de agricultura ecológica aplicados en su
finca con los viñedos para extenderlo también a los olivos y
conseguir un producto sano cien por cien, sin ningún tipo de
añadidos químicos.
«Aquí las aceitunas se recogen a mano por el método del ordeño
(deslizando las manos a lo largo de las ramas para conseguir el
fruto) para no dañarlas y, en el mínimo tiempo posible, las
trasladamos en capazos hasta la almazara mecanizada donde se
separan las hojas de olivo y se lavan las aceitunas antes de
introducirse en el interior de la máquina», detalla Costa, que
explica que, contrariamente a lo que se hace con producciones
industriales de aceite, en su plantación el proceso se hace
tratando la única materia prima, la oliva madura, de la manera más
respetuosa y cuidadosa posible. «Nosotros no prensamos las
aceitunas sino que las centrifugamos en frío en el interior de la
almazara después de triturarlas con el hueso. De esta manera
conseguimos que no se aplasten violentamente, sino que a través de
la velocidad conseguida con cinco mil revoluciones por minuto se
separe el jugo de las olivas de las aguas e impurezas. De este modo
no sometemos la aceituna a ninguna presión ya que extraemos su zumo
en frío a 20 grados, que es la temperatura ambiental y el aceite no
resulta dañado porque no sufre un cambio brusco de frío a calor»,
revela el productor de aceite que obtuvo en la cosecha de 2002 mil
botellas que se colocaron íntegramente en la isla rápidamente y con
mucho éxito.
«Durante este tiempo se decanta el aceite y las impurezas se
depositan por sí solas en la zona inferior del depósito, de manera
que se produce un segundo filtrado de forma natural», dice Costa,
que vigila personalmente durante todo el proceso que la oliva y el
aceite obtenido se castiguen lo menos posible. «Es muy importante
el tratamiento que se le da a todo el proceso y la verdad es que
este tipo de prácticas de agricultura ecológica son cada vez más
costosas pero al final merece la pena porque en el caso del aceite
yo lo hago con cariño, no con vistas a hacer negocio», explica
Antoni Costa en un momento de la recogida en Can Rich.
Eva Estévez
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