La localidad de Sant Carles celebró ayer su día grande con la tradicional misa y procesión.
C on sus mejores galas y su mejor sonrisa cientos de vecinos
participaron ayer en la celebración del día grande de la localidad
de Sant Carles.
Las frases más repetidas en este tipo de encuentros populares
suelen ser la consabida felicitación de «Molts anys» y los efusivos
saludos entre amigos que, por culpa del trajín de la vida diaria,
no se veían desde hacía mucho tiempo. Y qué mejor momento para
charlar y recuperar el tiempo perdido que estas fiestas en las que
todo resulta familiar y cercano.
La mañana empezó pronto con un pasacalles que ayer debía estar
protagonizado por el Grupo de Majorettes, Cornetas y Tambores de
Santa Eulària, pero en el que finalmente desfiló la banda de ses
Figueretes ya que los primeros no pudieron acudir a la cita por
culpa de las obligaciones laborales de algunos de los
integrantes.
Mientras muchos escuchaban al obispo de Eivissa, Agustín Cortés
Soriano, responsable de celebrar la misa solemne, otros hacían
tiempo paseando ante la exposición de coches antiguos organizada
por el Classic Club Automóvil de Ibiza. Entre los vehículos, un
imponente Jaguar de los años 50 de color granate en el que a más de
uno le hubiese gustado darse una vuelta o un 2 CV muy similar
(podría ser el mismo) al que aparecía en la el capítulo de
«Cuéntame» rodado en Eivissa.
Procesión
Algunos de los integrantes de sa Colla de Ball Pagès de Sant Carles
de Peralta fueron los encargados de abrir la procesión que recorrió
las calles del pueblo. En la comitiva tampoco faltaban varios
vecinos responsables de cargar algunas imágenes, el obispo
acompañado de varios párrocos y representantes políticos como la
delegada del Gobierno, Marienna Sánchez-Jaúregui y prácticamente
toda la corporación municipal del Ayuntamiento de Santa Eulària.
Quienes faltaron fueron los representantes del Consell Insular
porque al coincidir la celebración con un martes la mayoría se
encontraban en el Parlament, en Palma.
A continuación, la exhibición de baile fue seguida por un nutrido
grupo de gente, muchos de los cuales se habían anticipado a
reservar un sitio en primera fila. Los que no lo consiguieron se
conformaron con ponerse de puntillas y comentar: «som una generació
de petits». Por la tarde hubo un espectáculo de ballet de la Casa
Cultural Andaluza y por la noche la verbena popular y los fuegos
artificiales pusieron la guinda a los festejos. S. Yturriaga
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