-¿Cuál fue el último verano que pasó usted en Eivissa?
-Pues el del año pasado. Mis padres están en la isla; tengo un
apartamento y voy por allá muy a menudo. También estuve las
navidades pasadas. Me escapo a Eivissa siempre que puedo.
-¿Y cómo vio la isla?
-Muy bien, en agosto hay mucha gente pero si conoces la isla se
pueden encontrar los lugares para estar tranquilo.
-Este verano ha habido muchos problemas con la inseguridad. A
este paso va a tener usted que traer la Legión para poner
orden.
-(Risas). Bueno, bueno, pero tendrá que ser cuando terminemos
aquí...
-¿Cómo se encuentra el batallón?
-Pues ahora estamos bastante mejor. Ya estamos instalados y tenemos
aire acondicionado, que ya nos hacía falta, porque aquí el calor es
terrible. Hoy, por ejemplo, estamos bien porque sólo hace 38
agrados, pero hace unas semanas llegamos a los 52.
-¿Y la dieta? ¿No se echa de menos la buena cocina?
-Pues tenemos la suerte de que desde hace 20 días la empresa
española que tenemos contratada para hacernos la comida está
especializada en cocina mediterránea, así que muy bien. La única
deuda pendiente que tenemos es con el alcohol, porque aplicamos
tolerancia cero.
-¿Tiene usted en el batallón algún compañero ibicenco?
-Que yo sepa no, pero aquí somos más de 1.300. Sí que hay un
compañero de Mallorca que recientemente ha tenido que regresar.
-¿En qué se parece Irak a Eivissa?
-Pues en que las dos son tierras muy antiguas y con mucha historia,
pero aparte de eso en nada.
-No hay turistas...
-Pues sí, sí que hay. Hay turismo religioso en Nayaf, porque es una
ciudad santa muy venerada y que es cuna de varios ayatolás. Se
organizan viajes religiosos que en ocasiones continúan hasta La
Meca. Es una ciudad que tiene mucho movimiento y que nos está dando
bastantes quebraderos de cabeza.
-¿Es ésta la misión más importante que usted ha dirigido?
-La más importante, sin duda.
-¿Y la más peligrosa?
-Yo creo que la primera de Bosnia, aunque no la dirigí yo. Tenía
bastante peligro porque estábamos justo en la línea de separación.
Es muy difícil establecer o cuantificar el peligro. Pero la misión
más importante sí que es, tanto por la cantidad de personal como
por la responsabilidad y porque por primera vez en la historia
cuatro batallones de cuatro países trabajan juntos [El Salvador,
Honduras, Nicaragua y República Dominicana, además de España].
-¿Cómo es la relación con los
centroamericanos?
-Es muy buena. Se han integrado muy bien en la brigada. Los de El
Salvador y Honduras están en Nayaf, que es una zona problemática, y
los de Nicaragua y República Dominicana están en Diwaniya.
-¿Y usted en cuál de los dos lugares
reside?
-Estoy en Diwaniya, porque es una ciudad que tiene mayor
preponderancia, pero la verdad es que estoy en ambos lugares, que
están separados tan sólo por 70 kilómetros, aunque se tarda más de
dos horas en recorrerlos.
-¿Y el trato con los estadounidenses?
-La relación es buena. Me tuve que poner un poco serio con el tema
del material, que no se lo entregaban a tiempo a los batallones
centroamericanos, con quienes tienen firmado un convenio bilateral,
pero en realidad tampoco fue culpa suya sino de un error
administrativo que se cometió en Estados Unidos. Pero realmante las
relaciones con el personal americano que está aquí son muy
buenas.
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