En la finca de Pep de sa Plana llegaron a recoger una vez 7.000 kilogramos de algarrobas, aunque este año seguramente no alcanzarán esa cifra; la recolecta no está siendo especialmente buena ya que muchos de los árboles tienen muy pocos frutos.
Cuando llega la época de recoger la algarroba cada familia se organiza a su manera. Algunos realizan todo el trabajo entre dos o tres personas y pueden tardar hasta un mes en terminar, pero en la finca de Pep de sa Plana, situada en dirección a Santa Agnès, a la altura del bar Can Teixidor, se reúnen hasta 50 personas y acaban en una tarde. «Empezamos a las tres y a lo largo de la tarde van llegando vecinos y amigos para ayudar; luego les invito buñuelos y a cenar, es lo menos que puedo hacer», comenta Pep.

El hecho de que un año la recolecta sea más o menos productiva puede deberse a múltiples factores, casi siempre relacionados con la metereología. «No sé si esta temporada habrá menos porque no había llovido en mucho tiempo y ahora han caído varios aguaceros, pero también se estropea cuando hace mucho viento o hay alguna helada», explican.
Los recolectores lo tienen claro. «Esto no es un negocio, ganamos muy poco, pero estar aquí es divertido», comenta Pep. José Torres Prats asegura que muy pocos se pueden permitir el lujo de pagar a un jornalero. «Alguien que tiene un trabajo no puede permitirse dejarlo para hacer esto y si encima pagas a un jornalero a ti no te queda nada», explica. «Ocurre lo mismo que con la almendra», puntualiza otro. La algarroba se paga actualmente a 18 céntimos el kilogramo. La finca de Pep de sa Plana comprende cinco hectáreas y media. Cuando él la adquirió estaba muy descuidada, pero ahora hace ya 16 años que no falta a esta cita. S. Yturriaga