El colegio de sa Graduada parecía ayer por la mañana un
conservatorio de música. El silencio era total y tan sólo se
escuchaba el sonido que provenía del aula en la que un profesor de
música preparaba sus lecciones.
Pasado mañana los escolares de Eivissa y Formentera empezarán
las clases, pero desde el pasado 1 de septiembre los profesores ya
acuden a las aulas a diario. La jornada laboral empieza como
siempre a las 09'00 horas, pero la calma que se respira no tiene
nada que ver con el bullicio que se avecina.
En el colegio de sa Graduada, en Eivissa, 31 profesores se
preparan para lidiar con los 460 alumnos que el lunes llenarán las
aulas. Para Paquita González esto no es nuevo, desde hace 28 años
trabaja en el centro y ha visto crecer a muchos de los chavales.
Este año comparte con Ana Navarro la tutoría de 2º de Primaria y
juntas han dedicado estas dos semanas a «agrupar a los niños,
organizar el material o programar las clases», entre otras muchas
tareas.
Siempre se habla del primer día de colegio de los niños, pero no
tanto de la primera jornada laboral de los docentes. El día 1 de
septiembre se celebra el primer claustro de profesores del período
lectivo, reunión en la que se adjudican los cursos y se forman los
equipos de trabajo para cada ciclo. Después cada profesor se
encarga de preparar las clases para su grupo. «Preparo pruebas
iniciales para ver qué nivel tienen" explica María Torres,
profesora de primero", y como este es mi primer año aquí me ayuda
hablar con los profesores que han sido tutores de mi curso».
La mayoría de los profesores reconocen que les resulta difícil
programar a largo plazo la materia que se impartirá en cada clase.
«Intento organizar el trabajo de la primera quincena, pero a lo
largo del año surgen imprevistos. A veces hay que detenerse más
tiempo sobre un tema y en otras ocasiones hay que incluir cosas
nuevas», asegura María Torres, quien a lo largo de todo el curso
impartirá clases a 25 alumnos de seis años.
El lunes no todos los niños empezarán las clases. Los alumnos de
Infantil, de tres años, pasan un período de adaptación y durante
las primeras semanas van incrementando las horas lectivas. Los dos
tutores de Educación Infantil de sa Graduada y José María Torres,
responsable de los pequeños en sa Bodega coinciden en que preparar
el aula es lo que más trabajo lleva. «Cada zona debe destinarse a
un juego y todo se llena de cartelitos», comentan. En sa Bodega,
centro que en 2204 cumplirá 30 años, los docentes se reúnen en la
sala de profesores. «Los alumnos están deseando empezar las clases
y estrenar el material», se atreven a afirmar. l S. Yturriaga
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