Ricardo Mirayo, delegado para Eivissa y Formentera de la empresa «Servmar Balear S.L.», fue el encargado de inaugurar ayer la planta «Marpol» de tratamiento de aguas contaminadas por aceites e hidrocarburos en la explanada de inactivos del muelle comercial del puerto de Eivissa. La instalación sirve para tratar las aguas oleosas que producen los barcos, las gasolineras o los establecimientos que crean este tipo de residuos. Casi todas las gasolineras de Eivissa entregan las aguas sucias pero «no todas», reconoció Mirayo, que asegura que es la administración y no las empresas privadas la que tiene que hacer cumplir la normativa de aguas contaminadas.

El proceso comienza cuando los camiones aspirantes succionan los líquidos de los barcos o gasolineras. Esta carga se vierte en cubas reguladoras, separando las aguas más sucias de las limpias. Una vez que el agua está decantada pasa por unos filtros al primer decantador, luego a un segundo y de allí a una máquina que hace el tratamiento y centrifugado del agua que sale ya totalmente limpia. «Según la normativa las empresas de reciclaje están autorizadas dejar hasta un 15 por ciento de partículas por millón pero la máquina de Servmar está entre el 1 y el 2 por ciento», afirmó ayer Mirayo que no dudó en afirmar que «se saca el agua tan sumamente limpia que parece que se manda a la depuradora a que la ensucien».

El resto de los hidrocarburos y aceites que quedan en el proceso se envían a las plantas de tratamiento que están en la península. «No hay suficiente líquido en la isla como para mantener una planta de tratamiento de residuos oleosos», señaló el responsable.