Está confirmado. Las Pitiüses no habían vivido un verano como el
presente, en el que las temperaturas se han mantenido muy altas
desde mayo hasta agosto sin descanso. Las cifras lo dicen claro.
Este año las medias de temperaturas máximas, las medias de mínimas
y el promedio de todos los registros ha sido el más alto que se
recuerda.
La media de las temperaturas máximas el mes de mayo fue de
23,4º, 1,5 grados por encima del valor medio normal en Eivissa. La
situación empeoró de manera considerable en junio, ya que la media
de máximas se situó en 29,8 grados cuando lo habitual son 25,8,
cuatro grados menos. En el mes de julio la media de temperaturas
más altas fue de 31,9, un registro superior al considerado normal
para Eivissa que es de 29,1 grados. En lo que llevamos del mes de
agosto, la media de máximas se ha situado en 33,3 grados, 3,7 por
encima de los valores normales (29,6 grados).
La media de las temperaturas mínimas también es muy superior a
lo normal. Eso explica las noches tan cálidas, en las que se hace
difícil conciliar el sueño ya que el organismo precisa de un
ambiente más suave. En mayo la media de mínimas fue de 15,3
mientras que los registros medios hablan de 14 grados. En junio las
mínimas fueron de un promedio de 20,8 grados, 3,2 por encima de lo
habitual (17,6). En el mes de julio, la media de mínimas fue de
23,5 frente a los 20,7 grados habituales y en agosto las mínimas
hayan estado en 23,9 frente a los 21,5 habituales.
El portavoz del Centro Territorial de Balears del Instituto
Nacional de Meteorología, José Antonio Guijarro, lo tiene claro:
«Puede que en otro año se haya alcanzado en un día una temperatura
más alta de las que se han registrado este verano pero, como
promedio, se van a pulverizar todas las estadísticas». En
Meteorología consideran que este verano es «con toda seguridad el
más cálido de este siglo y el pasado» y creen que no errarían si
aventurasen «que tampoco hubo un verano tan cálido en el XIX».
La causa de que las temperaturas se hayan mantenido tan cálidas
durante tanto tiempo no debe ser señal de alarma ya que «forma
parte de la variabilidad de la meteorología de un año para otro»,
afirman en el centro. «Mientras que el verano del año pasado fue
más bien frío, al coincidir muchas entradas de viento del norte lo
que provocó muchas tormentas y temperaturas más suaves, este año
han soplado vientos de Àfrica de manera continua, generando este
calor tan agobiante». Lo que no es normal «es que el calor no haya
remitido en cuatro meses», afirman.
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