El empresario ibicenco Abel Matutes, que cuenta con el 12 por ciento del capital social de la empresa naviera Trasmediterránea, tiene previsto abandonar su puesto de consejero de la citada sociedad en septiembre, según han informado a la agencia de noticias Efe fuentes del sector.

Según las mismas fuentes, Matutes ha tomado esta decisión tras la negativa dada por la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI) a que pueda vender la participación que posee en Trasmediterránea, y tras la compra de aproximadamente un 44 por ciento del accionariado de la naviera Baleària.

El ex ministro se convertirá de esta forma en el mayor accionista de la naviera Baleària, que compite en diversas líneas con Trasmediterránea, fundamentalmente en el Estrecho y en el tráfico entre la Península y las Illes Balears. Las fuentes indicaron que Matutes pretende forzar una autorización por parte de la SEPI a su desinversión del 12 por ciento en Trasmediterránea, algo a lo que la sociedad estatal se negó el 29 de julio pasado.

La SEPI consideró en su momento que las razones para justificar la venta de esa participación «no se ajustan a lo estipulado en el contrato de compraventa», que establece la posibilidad de alteración del grupo comprador siempre la sociedad estatal lo autorice, y siempre que «esté debidamente justificado por circunstancias sobrevenidas y excepcionales».

No obstante la entrada de Matutes en el capital de Baleària hace muy difícil el mantenimiento del ex-ministro en el accionariado de Trasmediterránea, compañía privatizada por la SEPI el año pasado, dada la competencia directa que hay entre las dos empresas.

El proceso
En julio del año pasado, la SEPI adjudicó Trasmediterránea a un consorcio encabezado por la constructora Acciona (55 por ciento del capital) y del que formaban parte también la Caja de Ahorros del Mediterráneo (15 por ciento), el Grupo Matutes (12 por ciento), que comprende empresas como Doliga, Suministros Ibiza, Urcoisa y Umafisa Lines y las navieras Aznar (10 por ciento) y Armas (8 por ciento).

Baleària fue fundada hace cinco años por un equipo a cuyo frente se encontraba Adolfo Utor, que actualmente se mantiene como presidente de la sociedad, y cerró el 2002 con un volumen de negocio de 60 millones de euros y a la cabeza por tráfico de pasajeros, que fue de 1,5 millones de personas.