Jesús Gil y Gil pasó la tarde en la playa de ses Salines y se relajó con un masaje en los pies.Fotos: KIKE TABERNER

Jesús Gil y Gil ha acaparado en las últimas semanas páginas de periódicos y bastantes minutos de los telediarios a causa del enfrentamiento creado entre el también ex alcalde Julián Muñoz y él mismo. Pero tras la tormenta llega la calma y el propio Gil reconoció que se ha refugiado en Eivissa escapando de la polémica.

En su primera jornada completa en la isla eligió la playa de ses Salines y la zona de Malibú para relajarse. Durante su estancia, que se prolongará toda la semana, el que fuese presidente del Atlético de Madrid tendrá tiempo de visitar todos los rincones de una isla prácticamente desconocida para él. «Hace 15 años estuve aquí para presenciar un partido de balonmano, pero no estuve ni siquiera un día y no tuve tiempo de ver nada», comenta recordando el año en que acudió como presidente del Atlético de Madrid para ver la Final de la Copa del Rey de Balonmano.

Sólo lleva dos días en Eivissa pero ha sido suficiente para que se forme una imagen de una isla que cree que «no se puede comparar a Marbella». «Por lo que he visto creo que Eivissa tiene mucho que mejorar en lo que se refiere a servicios e infraestructuras- comentó -, pero por ejemplo las playas son una maravilla, incomparables». Tras opinar también sobre el centro de Eivissa, del que comentó que «necesitaría un lavado», Gil y Gil quiso dejar muy claro que él no era quien para hacer críticas. «Es el alcalde de la ciudad el que debe decidir qué tiene que hacer», zanjó.
La presencia del polémico ex alcalde causó gran sensación entre los bañistas y muchos de ellos no dudaron en acercarse para pedirle un autógrafo o simplemente fotografiarse junto a él. Acompañado de su mujer y unos amigos, se relajó en la hamaca mientras le daban un agradable masaje en los pies y en todo momento se mostró accesible y encantado de contar con tantos admiradores. Niños, jóvenes, una señora y hasta unos jóvenes italianos se acercaron en menos de diez minutos. Tanto movimiento acabó poniendo nerviosa a su mujer, que le pidió por favor que se marcharan. «Con Jesús Gil no se puede descansar», se quejó. Durante sus vacaciones también podrán navegar ya que ayer esperaba la llegada de su barco, todavía en Denia por culpa de una avería. S. Yturriaga