Hoy trabaja en la escenografía de un onírico cortometraje que narra la historia de una chica obsesionada con los dientes, pero Aida Miró Vicente no sabe lo que su profesión le deparará dentro de unos meses. Esta ibicenca de 27 años recién cumplidos ha encontrado su lugar en Bristol, una pequeña localidad inglesa en la que los alquileres no son tan altos como en la capital, aunque ella sabe que es en Londres donde el mundo teatral en el que ella se mueve alcanza todo su esplendor.
La todavía incipiente carrera profesional de Aida Miró se inició en Valencia, donde estudió Bellas Artes. Ya por aquel entonces organizaba exposiciones en Can Teixidor, una costumbre que en la actualidad tiene abandonada porque casi no le queda tiempo para pintar. Al finalizar sus estudios universitarios decidió trasladarse a Barcelona y, pese a las dudas de sus padres, se matriculó en una escuela de circo. La experiencia, aunque dura e intensa, resultó ser tremendamente positiva; de esos dos años de ocho horas de clases diarias destaca «el trabajo en equipo y la disciplina». «Al acabar estuve a punto de irme a Rusia a hacer un curso de cuerda, pero acabé en Bristol, buscando una escuela que combinara el circo y las Bellas Artes», explica. Comenzó el curso en la 'Bristol Old Vic Theatre School', una escuela en la que sólo eligen a cuatro alumnos de todo el mundo para cada especialidad. Sorprendida todavía de su buena suerte ha aprovechado al máximo una oportunidad que le ha abierto muchas puertas. «He trabajado en varios montajes teatrales, son ofertas que no tendría en España», reconoce.
Sara Yturriaga