EVA ESTÉVEZ
Susana Reche se encuentra en Eivissa donde alterna unos días de vacaciones con sus compromisos profesionales. Esta noche actuará en el Secret Garden de Sant Antoni con un show en el que promete mucha diversión. Esta stripper, conocida por sus actuaciones en Crónicas Marcianas y por ser una de las pocas españolas que ha sido portada en Playboy se mostró muy segura de sí misma y de su labor.

Para montar sus shows Susana Reche se inspira en películas y personajes. «En cosas que no soy pero que quiero ser en el escenario porque una vez que salgo del escenario quiero ser la persona que soy y que sigo siendo. No he cambiado», admite. «Tengo las ideas muy claras. Sé que la fama es algo pasajero, que nadie es imprescindible y que la vida son dos días. Reconozco que soy una privilegiada porque puedo comer de mi trabajo y hacer lo que me gusta. Vivo, trabajo, me divierto, y entretengo a la gente: mi trabajo es útil», añade.

Orgullosa de su profesión, de la que dice que actualmente ya está socialmente aceptada, cree que los espectáculos eróticos son muy divertidos. «El desnudo es una mezcla explosiva que nunca pasa de moda: un desnudo siempre es bonito de ver», explica.

Practicante del desnudo integral Susana Reche diferencia lo obsceno de lo elegante. «El desnudo integral puede hacerse de muchas maneras y hay una línea muy fina en la que puede pasar a ser hiriente y obsceno y yo no soy nada obscena. El desnudo natural es el más elegante. Yo soy incapaz de desnudarme y cubrir mi cuerpo como si fuera algo negativo», revela esta mujer.

Pupila de Tomás Ordoñez, uno de los pioneros en el arte del desnudo en España, Susana Reche está convencida de que ha perdido toda timidez aunque reconoce que muchas veces, cuando la gente la ve, se siente acorralada. «Es inevitable. Si quieres prosperar en tu trabajo y lo haces en televisión pues es inevitable que te miren. Esta es la parte negativa de mi trabajo. Quiero que me conozcan trabajando pero no después. Me incomoda que me miren pero he perdido toda la timidez», comenta.

Respecto a si se considera una mujer objeto Reche es rotunda: «Para nada. Una mujer objeto hace todo lo que no quiere hacer por presión y creo que se puede sentir una mujer objeto una secretaria con un jefe plasta que cada vez que aparece por la oficina le quiere meter mano que yo que soy libre. Mi trabajo es algo que hago porque quiero, me divierte, me gusta y porque ha nacido en mí. Las mujeres objeto están esclavizadas», comenta.