Uno se acostumbra a ver los bordes de las carreteras forrados de
más y más reclamos para acabar en una discoteca o, en tiempo de
elecciones, las caras de los políticos de turno meses después de
haber ganado o perdido los comicios. O los llamativos colores de
los carteles del circo en su última gira por la isla, que
seguramente estará a punto de cumplir su aniversario.
Hay también montones de otro tipo de carteles en las carreteras
y calles de todos los municipios de las Pitiüses, casi indemnes al
paso del tiempo, que para los ciudadanos ya forman parte del
paisaje de la isla. Se trata de las vallas que se utilizan para
señalizar las obras públicas (también las privadas) y que nadie se
preocupa de quitar una vez acabado el trabajo. Al parecer, la
empresa adjudicataria de las obras es quién tiene la obligación de
hacerlo, pero, por lo visto, la administración tampoco pone mucho
de su parte para instarles a que lo cumplan.
Quien no tiene cerca de su casa o de su barrio uno de esos
viejos carteles que aún le recuerdan a uno que hace unos años se
llevó a cabo allí la obra de instalación del servicio de
saneamiento, o bien la urbanización del sector x. Tampoco es raro
encontrar algún proyecto del viejo Pla Mirall. Pasados los años,
casi nadie se da cuenta y parece que los ayuntamientos tampoco. El
enorme cartel que hay en la carretera de Sant Josep a pocos metros
de la rotonda de Can Cifre, que aún recuerda las obras que se
realizaron en 1996 para dotar se servicios el barrio de can Fita es
un buen ejemplo de ello. Han pasado siete años, pero allí
sigue.
Letras desgastadas
Otra valla, más discreta que la anterior, en la rotonda de Joan
XXIII de espaldas a la central de Gesa, también lleva un buen
puñado de años allí plantada. No especifica fecha alguna, pero
también es difícil hallarla entre las letras ya desgastadas por el
paso del tiempo del cartel.
La huella de las obras de regeneración de arena en la playa de
s'Arenal, en Sant Antoni, que se llevaron a cabo antes del verano
del año pasado, aún sigue viva (y no por la arena que aún no se ha
tragado el mar) si no por el descomunal cartel amarillo del
Ministerio de Medio Ambiente. Este mismo organismo mantiene otra
valla del mismo tamaño en la entrada de la playa de sa Caleta. En
este caso, el cartel, que antes informaba del peligro de
desprendimientos, ahora está forrado de azul y no se lee nada.
Por las calles de Eivissa se ven aún algunos carteles, no tan
viejos si cabe, de antiguas obras financiadas con el Plan de Obras
y Servicios, como la separación de pluviales de hace dos años en es
Pratet, que se encuentra cómodamente apoyado sobre una palmera de
la avenida de Santa Eulària.
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