El nuevo centro de baja exigencia ofrecerá los mismos servicios
que los locales de acogida que en estos momentos hay en el
municipio, pero tendrá la característica de no poseer normas tan
estrictas como otros locales, ya que en 'casas' como la de Cáritas
o el Centro de día, los colectivos que se alojan deben cumplir una
serie de reglas como no tomar drogas o no volver a prostituirse.
Pizarro explicó que en este nuevo local los drogadictos,
prostitutas e indigentes podrían llegar a deshoras o habiendo
tomado sustancias ilegales y se les acogería.
Los dos concejales también convinieron crear un plan de
prestaciones básicas. Este plan consiste en dar una serie de ayudas
a los colectivos que quieran reinsertarse socialmente y que no
tengan medios para hacerlo: «Las personas que dispongan de estas
ayudas deberán comprometerse y cumplir unos requisitos mínimos como
hacer cursos de reinserción laboral», aclaró Pizarro. Los
concejales recalcaron que seguirán con los programas de reinserción
laboral y que mantendrán las subvenciones de los centros de
acogida, pero todavía no saben cuando podrán abrir este centro de
acogida «porque se trata de una inversión muy importante de
capital», concluyó el concejal de Servicios Sociales.
Asimismo, Llompard destacó que uno de los objetivos de su
concejalía era mantener un contacto permanente con los diferentes
gabinetes de actuación social y que su colaboración con la
concejalía de Asuntos Sociales se debía a la necesidad dar una
salida a los grupos marginados: «Nos gustaría poder ofrecerles la
posibilidad de empezar de nuevo en unas condiciones mejores»,
concluyó.
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