R.U.
En pleno debate sobre el desarrollo turístico de la isla más masificada del Mediterráneo, algunos políticos malteses se oponen a la adopción de permitir una política social más liberal con el argumento de que puede degenerar en la implantación de un turismo sexual. Edwin Vassallo, secretario parlamentario, señaló el pasado lunes que «Malta no quiere convertirse en otra Eivissa, al margen de lo que algunos defienden», según recogió en su edición de ayer el rotativo «Malta Independent». Otros, en cambio, señalan que hay un tipo de «turismo oculto que debería poderse disfrutar abiertamente». Vassallo propuso una discusión pública sobre el tema, puesto que mucha gente, señaló, no se da cuenta de que los políticos de nivel ministerial están sometidos a una intensa presión para liberalizar las leyes del país. Malta es un país cuyas leyes no permiten aún ni el divorcio ni ningún caso de aborto.